Democracia mejorable y prensa tardofranquista







El establishment continúa su cacería contra Pablo Iglesias, al que no le perdonan que haya destapado los siniestros engranajes españoles que mueven el poder político, económico, judicial y mediático. Algunos empresarios que deberían estar en la cárcel quieren ver al vicepresidente segundo del Gobierno fuera del Consejo de Ministros.

El problema que tiene la casta es que Pedro Sánchez no les debe el puesto. Y es que el presidente del Gobierno, un impostor que no le dice la verdad ni al médico, ganó unas primarias sin un solo medio a favor, sacó adelante una moción de censura contra la cleptocracia y triunfó en dos elecciones generales. 

Iglesias sabe que será arrojado por la ventana cuando a Sánchez le interese. Pero el vicepresidente segundo también sabe que caerá por tacticismo electoralista del PSOE, no porque lo digan Paco Rosell, Carlos Herrera, Jesús Cacho o AR. 

Rompiendo barreras

Algunos empresarios odian al Gobierno porque por primera vez en mucho tiempo los debates del Consejo de Ministros los condicionan asociaciones de jubilados, afectados por la hipoteca y colectivos sociales varios en vez de lobbys y el IBEX35. 

El establishment sabe que ese dinero que se está yendo a ampliar el escudo social no irá al bolsillo de los florentinos, villarmires y compañía. Y claro, la prensa en papel dispara a discreción con El Mundo haciendo el ridículo casi todos los días (esta semana llegaron a culpar a Podemos del rótulo sobre Leonor a pesar de que el guionista había sido enchufado por el PSOE y el programa 'La hora de La 1' es un invento de Iván Redondo).

Más discreta está La Razón. El periódico dirigido por Francisco Marhuenda quizás quiere evitar que le digan que lo de Monedero es un juego de niños comparado con el currículum de Mauricio Casals, al que Planeta debería haber jubilado hace varios años. Pero para eso tendrían que poder...

Prensa tardofranquista

Felipe VI alaba la libertad de expresión horas antes de la entrada en prisión de Pablo Hásel por insultar al hijo político de Franco, a los medios parece que se les hizo poco que echasen al guionista de 'La hora de La 1' (algunos pretendían quemarlo en la hoguera) y señoritingos de toda estirpe dicen que no, que la democracia española no es mejorable. Y así nos va. 

Uno de los problemas que tiene la democracia española, a ver si enteran, es que tenemos una falta de pluralidad informativa escandalosa por mucho que digan lo contrario Susana Griso, Vicente Vallés o Ana Rosa Quintana, que se creen que lo que hacen es periodismo. 

En realidad lo que hacen es sucesos sangrientos, reportajes de okupas y un poco de política inofensiva para el Gobierno, por mucho que algunos quieran decir lo contrario por estrategia (no deja de ser llamativo que los digitales proVox digan que los editoriales de cuarenta segundos de Vallés van a tumbar el Gobierno).

Otro problema es que hay grandes grupos de comunicación más pendientes de enredar en política que de replantearse su modelo de negocio y de hacer buen periodismo. Esta situación agota a Podemos, que sufrió la guerra sucia de Interior y ahora es linchado a diario. Es por ello que la formación morada ha apadrinado La Última Hora, irregular proyecto que cumple su función: molestar a los intocables de la prensa.


Silencio

La prensa española es por norma general tardofranquista. Y es que solo la prensa de una dictablanda está cuarenta años guardando voto de silencio sobre los robos del jefe del Estado. Y solo de la prensa de una democracia deficiente se toma como normal que se instale un peligroso pensamiento único (monarquía, liberalismo, españolismo cañí y odio a los comunistas, republicanos, nacionalistas periféricos e independentistas). 

Lo cierto es que el 'bloque republicano' no cuenta con un solo gran medio entre televisiones, radios, periódicos de papel y digitales (quizás podría ser Público, pero Roures antepone sus filias en el CNI a su supuesta ideología). 

La derecha tiene una gran hegemonía en digitales, radios y prensa. Pero el PSOE seguirá ganando elecciones gracias al apoyo del Grupo Prisa, la obscena manipulación de RTVE y el miedo que tienen las teles privadas a que Iván Redondo vía BOE les arruine el negocio. 


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