El heredero del heredero de Franco era heredero de una cuenta suiza llena de mordidas. Y no solo eso: más de la mitad de la lujosa luna de piel que disfrutó tras casarse con doña Letizia la pagó un testaferro de su padre, tal y como desvela el diario británico The Telegraph. Es decir, que Felipe VI no es el modelo de conducta que venden en los periódicos madrileños.
Eso sí, la prensa española está muy centrada en la investigación... para ocultarla. Y es que nuestra prensa no huele ni una exclusiva sobre los supuestos chanchullos de 'Campechano I' y además se dedica a ningunear esta colección de dardos periodísticos contra una institución anacrónica y medieval pilotada por la saga Borbón.
El País omite la información en portada y ABC intenta destrozar la exclusiva con un argumentario distribuido por Zarzuela: "Corina insiste en su chantaje al Rey: ahora, con el viaje de novios". El diario de Vocento en vez de informar se dedica a intentar desprestigiar un scoop mundial que no será contextualizado por esa colección de periodistas republicanos de salón que babean en Zarzuela.
No lo tendrá fácil esta vez el bloque monárquico liderado por el PSOE, que se niega a que la Justicia actúe sobre la monarquía, a que el Congreso lleve a cabo una comisión de investigación y a que el CIS nos diga lo harta que está la ciudadanía de una familia de sangre azul que todavía sigue sin pisar la trena.
Y es que el tema de la luna de miel va a destrozar a Felipe VI, consciente de que un tema tan frívolo, un viaje pagado por un comisionista, es el típico asunto que se hace viral y cala entre la ciudadanía, que muchas veces no repara en leer farragosos artículos sobre comisiones de trenes pero sí que se queda en el típico chascarillo de la prensa rosa.
Esta vez a la monarquía española le han dado una cornada: un viaje de novios. Ains. Al menos Zarzuela sabe que las teles siguen de pacto de silencio, Felipe VI no se toca, y que hasta Podemos parece distinguir desde La Moncloa al emérito del actual, que debería tomar camino del exilio cuanto antes.
O al menos debería pedir perdón, devolver la sucia pasta que disfrutó y legitimarse mediante un referéndum. Pero ni se irá a Estoril ni se la jugará. Porque el jefe del Estado ha elegido meter la cabeza debajo de las sábanas mientras la prensa española ayuda con su vergonzoso comportamiento a que el temporal escampe.
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