Lunes para enmarcar. Cayetana Álvarez de Toledo, que regresa a la política tras colaborar con Losantos y Aznar, afirmó ayer en 'Els Matins' que "TV3 no respeta todas las opiniones, hace daño, humilla y se ríe de la otra mitad de los catalanes porque se ha convertido en una televisión de parte".
La candidata popular por Barcelona, que sufrió hace unos días una infame persecución a las puertas de la Autónoma, afirma que "el director de TV3 ha sido procesado por desobediencia y eso es grave. Es una televisión que pagamos todos y que ha participado en un golpe a la democracia".
"Esta televisión se ha convertido en una televisión puramente de parte, para los muy cafeteros, solamente para los que están realmente muy implicados en el proyecto nacionalista, y para la otra mitad no existe", señaló.
Es evidente que TV3 no tiene un papel objetivo en relación al procés. Pero que dé lecciones Cayetana Álvarez de Toledo, que se presenta por un partido que manipuló, saqueó y enterró Telemadrid y Canal Nou, da vergüenza ajena. Y que diga que TV3 tiene una audiencia "residual", viendo que cuadriplica los números de la Telemadrid tutelada por el PP, demuestra su falta de conocimientos sobre el sector.
Tampoco pasa por sus mejores momentos Jaume Roures, que mintió en relación a Antonio García Ferreras. El productor sí que acusó a La Sexta de blanquear la represión a los presos políticos que sufren de forma infame una persecución ideológica sin que un solo medio estatal se atreva a rebatir el revanchismo y la persecución que vomitan Vox y sus socios:
En COPE también se coronaron: ayer ardió la Catedral de Notre Dame y Poli Rincón, colaborador de 'Tiempo de juego', se ocurrió a destacar en una emisora episcopal lo "bonito" de las imágenes porque parecían "las fallas". Otro analfabeto similar, Manuel Ansede, colaborador de El País, explicó en Twitter que "si Dios existiera, ésto ocurriría en la Catedral de la Almudena". O en la COPE fallera.
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