Patrioteros bancarios y liberales sin escrúpulos





El patriotismo es el último refugio de los canallas", decía Samuel Johnson. Y en España esta tesis cobra cada día más fuerza: Ciudadanos y el PP se envuelven en la bandera para tapar su corrupción, hacen performances en Alsasua y dicen defender al españolito de a pie mientras le niegan una subida del Salario Mínimo Profesional.

Ahora se han colocado al lado de los bancos ante la relación incestuosa entre el Tribunal Supremo y la oligarquía. Pedro Sánchez, con su eterno oportunismo, dice que el banco pagará el impuesto, Ana María Botín se ríe porque repercutirá la zancadilla en las condiciones hipotecarias del Santander, y sujetos como Juan Ramón Rallo sacan su doctrina liberal para decir que no hay que pagar impuestos.

Este economista y sus compinches parecen desconocer que en Europa se ejecuta más del 50% del gasto social mundial con menos del 10% de la población terráquea. Es decir, el Estado del Bienestar se paga con impuestos y si no que miren a sus idolatrados Estados Unidos, donde dejar morir a los cancerosos de clase media-baja por no tener recursos.

Para ellos el progreso son los cachibaches tecnológicos y que se deje actuar al empresariado con la mal llamada libertad, en realidad dictadura del pez gordo sobre el chico que nunca puede actuar en libertad real de condiciones a la hora de negociar porque su alternativa a no tragar es la quiebra o el cierre.

Dos siglos de conquistas sociales son ridículas para estos amantes de la economía colaborativa, cuyo truco es no pagar impuestos. Estos fans de los Florentino y los Entrecanales, pájaros que se forran gracias a las obras públicas, aplauden que no haya retroactividad para meter sus miserias en una bolsa especulativa donde siempre ganan ellos gracias a la ignorancia de la clase media aspiracional, cuadrilla de estúpidos socialdemócratas que se han creído que todavía viven en una democracia.


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