Gloria Lomana modifica su tour promocional tras los dardos de sus ex compañeras










Gloria Lomana cuenta en 'El fin del miedo' que en su carrera sufrió "paternalismo", que perdió un contrato por negarse a cenar con un directivo, que hizo frente a los Weinsteins españoles y que no la echaron de Antena 3, sino que llegó a un acuerdo.

El problema que tiene la periodista es que su inconsistente feminismo, véase 'La trampa de la diversidad', ha saltado por los aires tras los testimonios públicos de varias de sus ex compañeras. Es el caso de María José Cameno, que escribió: "¿De verdad se ha vuelto feminista? si es así me alegro mucho...Espero que sea un cambio honesto. No sé qué opinarán las compañeras que han trabajado con ellas. El título, qué gracia, es muy evocador. #feminismo #honestidad #miedo".

Mónica Martínez tampoco se quedó atrás: "No me puedo callar. Acabo de leer la entrevista a Gloria Lomana y no se cómo se puede tener tan poca vergüenza con lo que me hizo a mi por quedarme embarazada... ¿feminista?". Y Soledad Arroyo remató su versión: "#ElFindelMiedo??? Curioso título... Como cuando una jefa te recomienda no engordar durante un embarazo??? De acuerdo! Antes debería haberse acabado".

Estos dardos de sus ex compañeras han obligado a Lomana a modificar su tour promocional para evitar algunas preguntas incómodas. A preguntas de El Mundo no ha sido capaz de evitar una cuestión sobre los testimonios y ella ha salido por la tangente: "No hablo de opiniones, sino de hechos: el poder que disfrutaron las mujeres y el respeto con el que se las trató. Impulsé campañas de tolerancia cero contra el maltrato en las que participaron mujeres y hombres. Hicimos grandes cosas a favor de las mujeres. Nunca oí una crítica. Estábamos muy orgullosos de todo lo que hacíamos". 

Estos testimonios no son el único problema para Lomana, afamada por su particular narración de un Debate sobre el estado de la Nación en TVE y premiada por la Antena 3 de Telefónica con una etapa al frente de sus informativos que acabó con indigestión generalizada por sus malas audiencias, ahora mejoradas con Santiago González, por sus particulares modos y por una política de exclusivas donde la ideología primaba sobre la verdad. 

Ahora Lomana pretendía vivir días de vino y rosas presidiendo RTVE o disfrutando de algún puesto de postín, pero por ahora se tiene que conformar con colaboraciones menores y libros con cierto olor oportunista. 

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