El periódico 20 Minutos despidió ayer a su dibujante Eneko tras publicar una viñeta en la que relacionaba al hispánico toro de Osborne con las porras que golpearon a los que pretendían votar en Catalunya:
Esta venganza censora es el enésimo síntoma del desembarco de César Alierta en el grupo que edita Heraldo de Aragón. Recuerden que la familia Yarza dio en 2015 su salto a Madrid de la mano del directivo maño, que se olía su decapitación en Telefónica por su insportable personalismo. Un personalismo que se evidenció cuando Alierta ayudó a rescatar a Prisa con una torpe excusa que decía que Movistar pretendía apostar por los contenidos. O que premió a Urdangarín tras sus escándalos. Y que tampoco se cortó a la hora de presionar a Pedro Sánchez, según las palabras del propio dirigente socialista. Es decir, que Alierta ejecutaba unas políticas sui generis con tintes medievales y olores obispales en las que derrochaba poderío. Lo hacía con su recurrente excusa patriótica. Su problema es que combinaba esa "Fundación España" con varias chapuzas para la compañía que dirigía.
Recuerden que el directivo intenta asaltar el control de Prisa de la mano del fondo de inversión Ambar y de Henneo, grupo editor que combina un abrumador dominio mediático en Aragón con su incipiente salto a Madrid. Un aterrizaje que incluyó la compra del periódico 20 Minutos, cuya cúpula absorbía un tercio de la masa salarial, o la adquisición y reconversión hacia la prensa económica de La Información, en cuya presentación Alierta se dejó ver sin Isabel Sartorius pero cerca del nuevo consejero de Henneo, su íntimo Manuel Pizarro. La compra del irregular digital de Carlos Salas, en el que Alierta ha colocado a varias de sus personas de confianza, fue el "plan b" de Henneo tras haber demostrado su músculo económico al intentar adquirir Cinco días. Aunque en Madrid la demostración real de la liquidez de Henneo se advirtió cuando echaron con mastodóntica indemnización al todopoderoso Arsenio Escolar.
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