El día que Mikel López Iturriaga denunció el montaje de Chicote y Atresmedia










Esta noche La Sexta estrena 'El Comidista TV', programa que contará en su primera temporada con el cameo de Alberto Chicote. El presentador de 'Pesadilla en la cocina' ha deseado "mucha mierda" en Twitter a Mikel López Iturriaga, olvidando el día que el periodista criticó a través de su blog el montaje de Chicote, que por aquel entonces ni siquiera respondía a sus mensajes: "El periodista Luis Garrido-Julve destapó el viernes en su blog Bangkok Bizarro que Chicote jamás había ido a Tailandia, y que las imágenes de aquel país las había tomado él para otro producto de la cadena, Equipo de investigación. Sin embargo,en el reportaje salieron precedidas de tomas en las que el chef aparecía llegando a Barajas, mirando el vuelo a Bangkok, subiendo al avión, durmiendo y bajándose de él, que daban a entender al espectador que había estado en el país asiático. Enésima prueba de la peculiar visión del rigor que parecen tener algunos responsables televisivos, el engaño corrió como la pólvora por medios y redes sociales. Chicote, que no ha respondido a mis mensajes para explicar lo ocurrido, sufrió en silencio su particular calvario hasta el lunes, cuando en un comunicado de tres frases aseguró que “tomaba nota de las críticas” y deslizaba que la responsabilidad era de la dirección del programa. La cadena, por su parte, pasó a la historia de los eufemismos más desvergonzados al explicar que la mentira era un “recurso narrativo”, como si El precio de los alimentos fuera una serie de ficción o un folletín por entregas"".

El mismo blog también denunció la degradación de 'MasterChef': "MasterChef también presenta alarmantes síntomas de degradación en su tercera serie. El espectáculo que dio el jurado en el caso león come gamba fue sólo un aperitivo de lo que ha venido después. A estas alturas, todo el mundo debería saber a qué se expone cuando va a Masterchef, ¿pero es necesaria esta actitud cuartelera de los jueces hacia los concursantes? ¿A qué viene tanta increpación personal? ¿Es de recibo hacerles pasar por el castigo corporal de probar sus platos más fallidos y repugnantes? ¿Seguro que se eligió a dichos participantes por sus habilidades culinarias? Cada nueva temporada, el cásting se parece más al de Gran Hermano y menos al del formato original, a la vez que se pone más énfasis en el friquismo, los roces, el sentimentalismo y las lágrimas. Todo aliñado con un constante bombardeo de publicidad encubierta y llamamientos a comprar libros, cursos online, campamentos de verano para niños o botellas de aceite con la marca Masterchef, en un tenderete comercial en el que sólo faltan el muñeco hinchable con la cara de Jordi Cruz o el Omeprazol especial Pepe Rodríguez".

También El Comidista criticó con dureza el excesivo ego de David Muñoz: "Un bucle ego de tan mareante que no sabías dónde acababa David Muñoz y empezaba David Muñoz interpretando a Dabiz Muñoz. Hubo pasajes en los que el cocinero parecía, más que nunca, una sobreactuación de sí mismo. En este sentido, El Xef incidió en la narrativa de la primera temporada; si la idea del cocinero era epatar todavía más a sus adoradores y repeler todavía más a sus detractores, lo consiguió". Y añade: "El Xef intenta hacerme creer que Dabiz Muñoz es el tipo más cool del universo y yo un miserable insecto, aflora una vertiginosa y adictiva sensación de gozar sufriendo. Y eso es lo que pasó en el momento en que el programa se quitó la careta y se convirtió en un publirreportaje sobre al genialidad incontenible del madrileño, al que mostraba brincando en mallas y creando platos asombrosos como un romesco coreano en plena sesión de running, como hacen los putos genios. Sí, he dicho "putos genios" porque comprobé con alivio que en los fogones del Xef persiste el síndrome Tarantino. Dabiz Muñoz y sus soldados siguen interpelándose como si estuvieran en un diálogo eterno de Pulp Fiction. "La puta carta", "el puto pollo", "esto es una puta mierda", etcétera".







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