Un año más El País sacó pecho de su etapa independiente, el 23-F, para barnizar con brillo la opacidad siniestra que reina ahora en un periódico cuyo editor está plegado a los intereses económicos más abyectos y a los intereses políticos contra los que supuestamente siempre luchó.
Cebrián recordó el singular papel del periódico en el 23-F, día en el que sacó una edición especial contra el golpe en plena cuartelada. Pero Pedro J. Ramírez, con un nivel de egocentrismo enfermizo, no pudo reprimirse a la hora de atizar a su colega: "Uno de los embustes favoritos de su presidente Juan Luis Cebrián: el de que fueron el único periódico que se publicó durante la jornada del 23-F plantando cara a los golpistas (...) Cebrián tenía que ajustar cuentas consigo mismo, con lo que había mamado en casa, con los fervores o imposturas de su padre, con las lealtades de los camaradas de ese padre, con el lucrativo pasado franquista de su patrón...".
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