Álex de la Iglesia remata su carrera con la mediocre Mi gran noche








Está claro que debemos distinguir la carrera de Álex de la Iglesia en dos etapas. La primera, en la cual elegía lo que quería rodar-Acción Mutante, El día de la bestia, Perdita Durango, La Comunidad o Muertos de risa-. Luego tuvo una transición tras su divorcio con Andrés Vicente Gómez, tieso para financiar Fu Manchu, por lo cual se intentó refugiar en la autoproducción, situación que casi le lleva a la ruina con 800 balas, película fallida que le sirvió como punto de inflexión, compartiendo breve época con Crimen ferpecto.

Pero a partir de ahí su carrera se fue a la deriva; Los crímenes de Oxford, coproducción europea de encargo para lucimiento de Elijah Wood, Plutón BRBnero, serie mediocre para TVE, Balada triste de trompeta, apocalipsis catártico tras su divorcio efímero con su guionista de toda la vida, La chispa de la vida, trinque de encargo donde solo ganó Cerezo, que aprovechó que Mota le exigía a TVE que le financiase una película para seguir con el sketch, Las brujas de Zugarramurdi, genial arranque en el que saca su odio contra su ex mujer que solo fue eclipsado por una grotesco final, Messi, documental lamentable, y Mi gran noche, una buena idea mal rematada.

El problema que tiene Mi gran noche, donde solo se salva Blanca Suárez, es el guión, que es donde no suele cojear el director vasco. El problema es que Álex intenta conjugar cinco historias en un solo decorado, para ahorrar, y cuando pasa hora y media el final de las mismas no le interesan a nadie.

Ni el exceso de ritmo, violencia y sexo compensan la sequía de ideas que sufre De la Iglesia; que si un figurante enamorado de una gafe, que si el representante de un cantante persigue a una chica que ha conseguido su semen, que si hay una huelga, que si los dos presentadores se odian.que si un fan quiere a matar a Raphael, de más a menos. En definitiva, una sucesión de chorradas absurdas incosistentes, sin gags de relevancia ni oportunos giros de guión, que convierten a Mi gran noche en una película gris, solo salvada en crítica por el respeto que le tiene la misma a alguien como Álex, que está perdiendo ahora lo que durante años se ganó a pulso.



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