La venganza de Rajoy contra las privadas pasa por la resurrección de TVE, eso sí, previa manipulación







Cuando Rajoy ganó al fin las elecciones generales, en noviembre de 2011, el nuevo equipo del Presidente decidió cambiar la modélica TVE de Zapatero, pero no como en un principio pensaban algunos, ya que los analistas mediáticos esperábamos la vuelta de los Urdacis y Buruagas. Pero eso no ocurrió, porque el tándem Echenique-Somoano quiso imprimir en el Ente un perfil gris y bajo, eso sí, tras desalojar a brillantes comunicadores mediante listas negras, como le sucedió a Fran Llorente, Juan Ramón Lucas, Toni Garrido, Javier Gallego o Ana Pastor. Pero para relevarlos no llegaron camiones desde Intereconomía, que es lo que le hubiera gustado a Ariza, sino que se escogió dentro de la casa a comunicadores carentes de perfil político, como pueden ser Marta Jaumeandreu, efímera presentadora del Telediario, María Casado, o Manolo HH y el Ciudadano García, estos dos últimos escogidos como estrellas de RNE.

Este golpe de timón hizo que TVE se hundiera, en una palpable decadencia que tiró por la borda todo el trabajo anterior; las series fueron muriendo, los informativos perdieron el liderazgo, La 1 se hundió, RNE se cayó por un terraplén, y el solar que dejaron acabó con una quiebra solo evitada por las inyecciones de Montoro.

Pero ahora las cosas han cambiado, en parte porque Rajoy no se fía de las privadas. Y es que el gallego, acostumbrado a la docilidad de radios y periódicos que necesitan sus dádivas para no cerrar, no entiende la resistencia del duopolio, que no necesita la publicidad institucional de Mariano, pero eso sí, necesita que el inmovilista presidente no le de por quitarles canales, multarles vía Competencia o decidir que TVE vuelva a emitir publicidad, hecho que sería bien visto por el ciudadano medio.

Es por ello que el duopolio acepta algunas consignas gubernamentales, pero es cierto que el Gobierno quiere que lleguen a un nivel de servilismo como el de 13 TV. Por eso hace unos meses el grupo parlamentario del PP propuso en el Congreso la vuelta de la publicidad a TVE, y por eso ahora han decidido resucitar TVE con José Antonio Sánchez, el enterrador de Telemadrid, que tiene dos misiones y para una es válido; para manipular. Y es que ha llegado y no ha hecho más que cambiar a los editores de los informativos, ha colocado a Pedro Carreño en los Telediarios del fin de semana, ha fichado a Buruaga y ahora barrunta alargar Los Desayunos con Somoano, siempre alérgico para los espectadores, tanto en su etapa en Telemadrid como en TVE.

Pero el otro cometido difícilmente lo podrá cumplir Sánchez; subir la audiencia. Para ello ha decidido no tirar mucho de imaginación ni de programas musicales, lastre del prime-time en La 1 en estas últimas temporadas-Hit, ¡Mira quién baila", Uno de los nuestros o Generación Rock-. Y lo que ha decidido hacer es resucitar la parrilla de La 1 de cuando él estaba hace once años; lla Champions los martes, Cuéntame los jueves, Mota los viernes, José Luis Moreno los sábados, y La película de la semana los domingos.

Uno de los problemas que se puede encontrar Sánchez a la hora de elevar la audiencia es que ha tragado con la eterna imbecilidad gubernamental que dice que como los españoles nos vamos más tarde que los europeos a la cama, hay que adelantar el prime-time, cambio que le ha costado varios puntos tanto al Telediario como a los espacios en horario de máxima audiencia. Pero no solo el prime-time está en problemas, también lo está desde hace varios años la tarde, aunque la ansiedad por el estreno de los culebrones se ha rebajado gracias al eficaz parche cinematográfico. El parche que no ha mejorado es el matinal, porque parece que en TVE no se han dado cuenta que la prioridad no es cambiar los contenidos, sino a su presentadora.






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