El nacimiento de Globomedia supuso para nuestra atrasada industria televisiva una ola de modernidad y vanguardia, impulsada primero por el éxito populachero de Médico de familia y consolidada por la producción de espacios irreverentes y novedosos en su tiempo como 7 vidas, Caiga quien caiga o El Informal. Pero la factoría de Contreras y Aragón, que nutrió con éxito al duopolio durante más de una década, comenzó a naufragar tras una torpe alianza con Roures en 2005, con la que nació la Sexta pero murió Globomedia, ya que por un lado su principal proveedor, Mediaset, le puso la cruz, y por el otro no se supieron renovar a la hora de producir series y espacios cómicos, las dos especialidades de la factoría.
Y es que el nacimiento de la Sexta provocó por un lado el cerco de Vasile, que se hizo rodear por aquel entonces de las llamadas "productoras de confianza", y por el otro la llegada de encargos efímeros por parte de TVE, controlada por los socialistas y aliada con los planes expansionistas de la entonces modesta Mediapro. Desde entonces Globomedia no ha levantado cabeza, en parte también por el egoísmo de Roures, que se zampaba la mayoría del presupuesto del nuevo canal en producción de espacios informativos y en la venta de derechos deportivos, compensados en parte a Globomedia con algunos contratos de espacios informativos que desnaturalizaban la empresa.
Es por ello que Globomedia no ha sabido reciclar su catálogo de ficción, ya que por un lado la Sexta no produce series, y por el otro el duopolio le mira con recelo a la hora de aprobarle nuevos proyectos. Levantado el cerco del duopolio, la empresa de Contreras y Aragón no ha sabido encarar con buen tino sus encargos. No hay más que ver que en Antena 3 la productora ha trabajado en los últimos ocho años en seis series, ninguna a día de hoy recordada por su éxito-Cafetería Manhattan, LEX, El Barco, Luna, El Corazón del océano y Bienvenidos al Lolita-. En cambio, la cadena ha visto como otras productoras le servían pescado de primera-Sin identidad, Velvet, Amar es para siempre, El Secreto de Puente Viejo o Bajo sospecha-, mientras Globomedia les servía pescado congelado, que es lo que anda digiriendo Vasile ahora, entre la basura de B&B, serie desfasada que ha sido renovada a la baja, y Anclados, la nueva comedia de los creadores de Aída, que ha arrancado con muy mal pie sin todavía llegar a las pantallas.
La otra pata del éxito de la factoría eran los shows cómicos, pero en este campo también andan perdidos ahora, sobre todo tras el doble patinazo en Antena 3 de Los mayores gamberros y Los viernes al show.
Es por ello que muchas de las caras más representativas de la factoría, como pueden ser Florentino Fernández, Eva Hache o Ángel Martín, tienen que buscarse las habichuelas lejos de las garras de Imagina, el holding de Globomedia y Mediapro controlado por Roures, que siempre devora a sus socios con profusión.
La compañía ahora anda centrada en Vis a vis, que es la nueva serie que preparan para Antena 3-¿a la séptima irá la vencida?-, en Águila Roja y en espacios de actualidad de la Sexta, como pueden ser El Objetivo, Al rojo vivo, El Intermedio o Zapeando, que es sin duda un plagio infantiloide y guionizado del brillante y dinámico Arucitys catalán. También les consuela a Contreras y a Aragón que la división vasca va viento en popa, con El Conquistador arrasando y la llegada de Atrápame si puedes-torpe remedio del cálido Date el bote que triunfó hace unos años en ETB-, y porque hay muchas opciones de que Los Serrano se adapte una década después de que Globomedia anunciase que la serie cruzaba el charco.
De lo que no se salva Globomedia es de las ocurrencias o disparates cinematográficos del iluso Emilio Aragón, que se encargó de producir la ridícula Carlitos y el campo de los sueños, y de escribir y dirigir Pájaros de papel-enésima y obscena recreación de la guerra civil por la que la compañía perdió más de millón y medio de euros-, y Una noche en el viejo México, que se pegó uno de los tortazos morrocotudos más recordados de nuestras salas, ya que recaudó unos miserables 40.000 euros en su primer fin de semana cuando había costado rodarla cien veces más. Aragón parece que ahora intenta colar sin suerte una serie policiaca en el duopolio, que no traga tras ver sus patinazos en cine y tras recordar sus dos últimas basuras catódicas, Javier ya no vive solo y Casi perfectos.
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