El elitismo cultural contra Jorge Javier, Carlos Herrera prepara las maletas y la desgarradora carta de Nacho Medina a Santi Trancho







Jorge Javier Vázquez protagonizará en septiembre la obra teatral Iba en serio, adaptación de su autobiografía publicada por Planeta. Lo que quizás desconocía el presentador catalán es que el elitismo cultural iba a mostrar sus garras más sectarias contra su obra. El primero en abrir la veda ha sido el actor Sergio Peris-Mencheta, que ha declarado lo siguiente: "Que el estreno se produzca en un teatro público es el detalle que más enerva al intérprete, ya que esto evidencia las pésimas políticas de difusión cultural llevadas a cabo por parte de los que nos gobiernan... De aquellos polvos, estos lodos. Acabaremos todos yendo a un teatro a ver una televisión. ¿No dicen que los actores somos putas?, pues a prostituirse". Su compañero Tristán Ulloa ha ido por el mismo camino a la hora de atacar a Vázquez: "Es una irresponsabilidad por parte de los programadores públicos, que son funcionarios pagados por todos, llevar este tipo de montajes a sus escenarios. Telecinco es una cadena que tiene varias sanciones por vulnerar los horarios infantiles así que allá ellos, pero el teatro debería estar al margen de estas cosas. No se puede contagiar de lo malo de la televisión". Patético por parte de ellos.

Herrera prepara las maletas 

Lo que comenzó siendo un rumor en apariencia inofensivo, puede cristalizar en realidad. Y es que diversos medios hablan ya de que Onda Cero habría desistido de su estrella Carlos Herrera, al que podrían obligar a dejar el micrófono en Semana Santa tras fichar por COPE. Carlos Alsina parece su más que probable sustituto. Por otra parte, Voz Pópuli, medio normalmente bien informado, cuenta otra versión; que COPE le ha dado un ultimátum para recibir la respuesta del andaluz; o se decide antes de Semana Santa o dejarán de esperar a Herrera.

Nacho Medina se acuerda así de Santi Trancho en una emotiva carta: 

Febrero de 2010. Sala de embarque con destino a Tailandia.Un obseso de la tele y un chaval de barrio que soñaba con contar el mundo a través de un visor se iban a grabar un presunto programa de televisión protagonizado por un tal Frank Cuesta. «Empieza la aventura», dijo Santi Trancho cuando se abrochó el cinturón en el avión.
Todo le ilusionaba, hasta el neceser que regalaban en la compañía aérea. Y yo estaba con el culo más apretado que nunca. La puta responsabilidad de rendir a gran altura. Santi había nacido a los pechos de Iñigo Pérez Tabernero en Mediapro, en ese laboratorio de talentos que era el canal Telecorazón. Grababa, se subía a la grúa de plató, tiraba los cables, montaba luces…. Quería aprender y contar. «Iñigo, me quiero ir a supervivientes». Se cogió un avión con 23 años y se fue a grabar mundo. Volvió. «Iñigo, me quiero ir a Callejeros». Y a los pocos días se fue con Sonia López a grabar Tokio y trajeron algo que jamás habían visto mis ojos.
«Iñigo, quiero a Santi». Y ahí empezó nuestra historia de amor a tres junto a un tío que estaba más loco que nosotros dos juntos. Grabábamos. Yo sólo preguntaba. Santi grababa y, puntualmente, preguntaba. Y lo hacía mejor que yo. Miguel Toral, el último periodista que grabó con Santi el viernes pasado, me lo decía ayer camino del tanatorio. «Es que además es un gran periodista porque pregunta muy bien». Y eso que era un tema sesudo de política social lo que estaban grabando.
En Tailandia cogí una camarita y decidí que Santi también protagonizaría el programa. Le grababa interactuando con Frank y era un espectáculo. Se jugaba el tipo con el cuerpo fuera del coche, se acercaba a una pitón a 20 centímetros, hablaba alto y claro, todo lo que decía era un gramo de oro televisivo y su pasión desmedida hizo que casi muriera atravesado por una rama que se le clavó en el corazón con tal de grabar un simple plano de tele.
Era un genio y una fuerza bruta que además entendía a Frank, una gran persona que sólo se entiende con los animales. Santi era el único amigo que tenía Frank en este planeta. Pasaban horas y horas hablando en el coche y se me caía la baba viendo su sintonía. Un día después de grabar un puto zoo con tigres y decenas de secuencias esperpénticas y bizarras, nos preguntamos: ¿qué coño estamos haciendo? «Hay que creer Santi. Tengamos fe en ello».
Y yo seguía acojonado. Santi se convirtió al Frankianismo y decidió aprender más en las noches solitarias viendo Breaking Bad. «He visto un planazo subjetivo de una mosca, vamos a intentar hacerlo». Y lo hacía con nuestra bendita cámara go pro. Días después, mientras colocaba la minicámara en un lugar imposible del coche, dijo: «Este va a ser un programa de culto». No sé si fue un programa como tal, pero fue lo más entretenido que dio la televisión en esos años. Y gracias a Santi y a Frank.
Tiempo después, se rompió el amor a tres bandas por mi culpa. Creía que ya no podría darle más a Frank de la Jungla y me había vaciado. Cuando nos volvimos a ver el verano pasado, Frank y él insistían en que volviéramos a juntarnos. Yo no podía porque «tenía otros proyectos». Hace poco les dije: «Cuando seamos viejos nos volvemos a juntar a grabar con garrota». Sin presión. A lo que salga. Porque el mejor guión de los tres era grabar la vida pasar.
Un día en Tailandia, Santi empezó a hablar de motos. Se quería comprar una. Se la compró al volver. Y años después se despidió de ella en Twitter cuando la puso a la venta: «Tantos ratos buenos pasados juntos», decía. Luego se compró otra. Santi se comía el mundo a bocados y escupía los trozos. Vivía cada día como si fuera el último. Hace unos días tuvo un susto en coche en Turquía. Ya eran varias las veces que se había girado a verle la cara a esa cosa tan fea. Ayer en el tanatorio, su madre me dijo: «Sólo tenía un defecto: le gustaban demasiado las motos». Se había muerto el motor de su vida, y el de su novia Ana. Me impactó mucho una foto que Santi puso hace días en la red de su novia y que decía: «Mi mujer». Orgulloso de ella.
Escribo esto mientras veo la sierra madrileña desde una ventana de mi casa. Y gracias a Dios que las lágrimas me nublan la vista, porque juro por Dios que por la puta ironía de la vida veo la carretera en la que ayer Santi perdió la vida debajo de un camión a estas horas. No dejes de grabar en el cielo amigo, que seguro que hay una luz maravillosa. Lo que no vas a tener es ningún McDonalds para comerte una hamburguesa de las que te gustaban, y que siempre buscabas con ahínco en cualquier rincón del planeta. Espéranos, que cuando Frank y yo subamos, con las patatas fritas que tanto te gustaban, volveremos a grabar. Y ya habrá salido la go pro ciento y pico mil. Y en vez de moscas grabaremos ángeles. La vamos a liar.
Buruaga podría salvar el cuello 

Cuenta El País que el consejero propuesto por Ciu en RTVE habría pedido que el Consejo vuelva a votar la aprobación del España opina, la nueva tertulia política que ha preparado Buruaga para La 1. El estreno de la tertulia del burgalés fue frenada porque la producción del debate está en manos de Secuoya, algo que incumple el Programa Marco aprobado en 2006, que dice que los espacios informativos de TVE deben estar producidos por la cadena.

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