La guerra civil y muerte de Izquierda Unida; partidarios del sistema contra partidarios de la alianza con Podemos







Izquierda Unida es percibida por la sociedad progresista española como una organización digna, decente, que tiene a las espaldas un digno trabajo, pero que a día de hoy no es un mecanismo útil para reiniciar el sistema. Las razones para no poder hacerlo son dos; las prendas que le debe al sistema, entre créditos y chanchullos pasados, y su incapacidad para convertirse en un partido mayoritario.
El viejo sorpasso soñado por Anguita nunca pudo cristalizarse, ya que solo consiguieron subir, sin ser temido como alternativa al bipartidismo, cuando se enfrentaron al PSOE y se pusieron al lado de la derecha.

Ahora Izquierda Unida está zambullida en su enésima guerra civil entre clanes, entre familias, que siempre se han sacado los ojos por una candidatura o por un puesto en las listas. Por mantener durante décadas esta enferma manera de funcionar, tuvieron que rechazar la pasada primavera la alianza que le ofrecía Pablo Iglesias y su grupo, Podemos, corriente impulsada por Izquierda Anticapitalista, una de las familias que dieron un portazo a la pelea permanente de la coalición liderada por el PC.

Desde su decepcionante resultados en las europeas y con la irrupción de Podemos, formación con un programa similar, pero que tenía una capacidad de crecimiento superior a IU por su imagen transversal, los comunistas han movido ficha; primero han llegado a un acuerdo con Alberto Garzón, diputado al que hasta hace poco temían, pero que ahora han acogido desde que éste les prometió que IU se mantendría como unidad política, intentando seguir siendo la eterna alternativa progresista minoritaria, utilizada por las élites del partido como bisagra para trincar.

Tras este acuerdo, Cayo Lara anunció su adiós y Willy Meyer se largó cuando le tiraron a la cara un plan de pensiones con una fiscalidad siniestra. Es por ello que Garzón, que no pierde bocado en atacar a Podemos, fue acogido en el seno multimatriarcal de Izquierda Unida. La cúpula ha aceptado al malagueño, pero ahora solo le queda una enemiga; Tania Sánchez Melero, a cuyo grupo acusan de intentar integrar a la coalición en Podemos.

Está claro que para intentar salvar a Izquierda Unida como ente político, cosa que en realidad puede suponer su defunción, están atacando desde dentro a Tania, de la que han filtrado a la caverna mediática supuestos escándalos en Rivas, el último bastión de la formación comunista. Anoche en El Cascabel decían que Tania había vendido su casa de protección oficial, sin puntualizar que es totalmente legal después de un tiempo, y que había otorgado contratos a nosequién, cuando fueron unos técnicos del ayuntamiento los que lo hicieron. Pero eso le da igual a El Cascabel y a la cúpula de IU, esa en la que están los Eddy Sánchez y Ángel Pérez, cabezas visibles de la formación en Madrid, que ya han anunciado que no seguirán como candidatos. Eso sí, ambos seguirán medrando e intentado descabalgar a la favorita candidatura de Tania Sánchez, candidata por la cual han querido eliminar a un cuarto del censo de IU en Madrid, en algunos distritos afines a Tania, a los que acusan de tener "infiltrados de otros partidos", en referencia a Podemos. El escándalo que se está viviendo en el seno de Izquierda Unida en Madrid puede suponer su defunción. Perdón, debe.



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