El PSOE va camino de desangrarse como la UCD, pero pude que le quede un hilo de esperanza si el nuevo líder es creíble entre la ciudadanía. Hoy los que le tenemos cariño al PSOE y sabemos valorar las cosas buenas que se han hecho con esas siglas en las últimas cuatro décadas, hemos respirado al comprobar que Susana Díaz, la última capa de maquillaje de la cleptocracia andaluza, no se presentará como secretaria general de los socialistas. Y lo hace porque sus presiones a Eduardo Madina para que renuncie no han surtido efecto y teme la andaluza perder un pulso con el vasco, que supondría un golpe de descrédito para el PSOE andaluz, el último gran bastión del partido.
Con Patxi López y Chacón fuera de juego-aunque a la malvada catalana nunca hay que descatarla-, y López Tapias como el candidato simpático de la pequeña Izquierda Socialista, la cosa parece de dos; Eduardo Madina o Pedro Sánchez. Ambos son dos políticos jóvenes y con ganas que podrían volver a ilusionar a las tradicionales bases socialistas.
Eduardo parte como favorito en principio, ya que es desde los inicios del proceso el candidato visto con mejores ojos desde todos los sectores, pero como le ha echado un pulso al aparato andaluz y se ha negado a renunciar, se ha ganado muchos enemigos, que nutrirán a Pedro Sánchez, en principio el delfín de Rubalcaba, pero ahora distanciado de él y ganándose el respeto tras patearse y buscar el voto a voto por las agrupaciones de barrio. Le puede beneficiar que el PSA se ponga a su favor.
Pedro Sánchez-al que le pueden apoyar las federaciones de Andalucía y quizás Catalunya- y Eduardo Madina-que contaría con el apoyo de Extremadura, Asturias, Castilla-La Mancha y puede que Madrid, por la falta de sintonía entre Gómez y Sánchez- se verán las caras. No está mal para empezar.
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