El otro lado de la valla



En uno de sus reportajes más ambiciosos, Évole puso la lupa humanitaria sobre el drama que sufren y padecen nuestros vecinos africanos, a los que no les queda más remedio que jugarse la vida para saltar al paraíso europeo. Fue un retrato brillante del equipo de Salvados, que logra concienciar a gran parte de una sociedad, que hasta ahora solo se había preocupado por las anécdotas sobre este tema.

Évole charló con un cura cooperante en labores humanitarias, que contó el drama que sufren estos chicos; "Algunos me dicen, si no veo Melilla no puedo morir. Ellos ponen todas sus esperanzas y las de su comunidad en un viaje dramático sin retorno". También Jordi le preguntó al religioso por dos muertes ocultadas en el famoso salto masivo que abrió televisiones y periódicos, pero éste dijo que él no tenía pruebas, aunque le habían llegado testimonios sobre estas.

También fue imprescindible el testimonio del fotógrafo Sergi Cámara, instalado desde hace semanas junto al campamento de los emigrantes, en el monte Gurugú; "A Marruecos le interesa que éstos estén aquí. El campamento lo podría disolver en unos minutos, pero no les interesa, ya que así sacan dinero de España y de Bruselas por evitar que salten en la frontera". Sergi comparó a estos hombres con los españoles que ahora viajan a Alemania o Inglaterra en busca de oportunidad-la mayoría sin contrato, no como nos vendía la mentira de la derecha franquista que decía que en los sesenta emigramos hacia Suiza con contratos bajo el brazo-.
La diferencia entre los africanos y nosotros es que ellos no tienen dinero para un billete de avión de tercera o para una pensión de cuarta. El dinero como problema y como diferencia, una vez más.
"Ellos vienen a trabajar, pero tienen la mala suerte de nacer al otro lado de la valla. Aquí hay muchos jóvenes preparados".

Jordi también habló con los nerviosos emigrantes. Un testimonio causó en las redes sociales un gran impacto, ya que dijo que cuando salió de su país, hace un año, no sabía de la existencia de la valla. "No llamamos a casa porque llorarán por nuestras condiciones y nos pedirán que volvamos".

Otro chico también contó su drama y acusó a la policía marroquí de atropellarlos en un intento pasado de salto con un coche, dejando varios muertos atrás. Los testimonios del campamento se hicieron silencio cuando Évole se sacó de la manga una fotografía de una portada de El Mundo, que impuso el silencio y la obnubilación común. "No hay dinero ni fuerzas para volver a casa", sentenció otro de los posibles "nuevos europeos".

El momento cumbre del programa llegó cuando el programa emitió el vídeo del salto de éstos mismos chicos, apenas dos días después de recoger sus testimonios, al grito de "bosa"-victoria-. La Guardia Civil demostró una vez más su mezquindad al estar más pendiente de prohibir grabar al programa, que de evitar la paliza que se llevaron estos inocentes por parte de las salvajes huestes de la cruel dictadura marroquí-también había salido en el programa el racismo que se practica en Marruecos contra los "negros"-.

Un diplomático africano remató el programa, denunciando la corrupción en las ayudas a la cooperación, gastadas en armamento en su mayoría. También le metió el dedo en el ojo a Apple por las duras condiciones de la extracción del coltán, que ha provocado entre cinco y seis millones de muertos solo en su país. También denuncio la compra de tierras de África por parte de países y empresas extranjeras y la corruptela en la agricultura, ya que un continente que padece el hambre como nadie, exporta sus productos, en vez de consumirlos.

1 comentario:

  1. Racistas los magrebíes? tienes que estar de coña, los únicos racistas somos los blancos...

    ROTODOSICO!

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