Pesadilla en la cocina vivió anoche uno de sus capítulos más especiales, ya que Alberto Chicote visitó cinco de los restaurantes que recibieron sus consejos en las dos primeras temporadas.
Hubiese sido interesante que el chef visitase otros a los que tendrá prohibida la entrada de por vida, o bien por el trato que recibieron los propietarios del equipo del programa o bien porque han cerrado.
Caso número uno; El Castro de Lugo
El restaurante de cocina gallega cerró sus puertas tras el paso de Chicote. Además Cristina, cocinera del negocio donde Chicote vomitó, afirmó en una entrevista que en el programa había guión, figurantes y un equipo que le obligaba a hacer lo que ellos querían "para que Chicote quedara como un héroe y nosotros como unos guarros". Es decir, que Cristina denunció un burdo montaje del programa.
Caso número dos; Da Vinci
El restaurante valenciano Da Vinci también cerró sus puertas tras el paso del chef madrileño. Rafa Soler lideraba este negocio, denunció al igual que Cristina, que el equipo de Pesadilla... le obligó a no limpiar en una semana para conseguir audiencia a costa del morbo. Rafa además aseguró que se arrepentía de haber firmado el contrato con el programa.
Caso número tres; La Reina del Arenal
El restaurante bilbaíno La Reina del Arenal sigue abierto, pero sus propietarios no dejarían ni locos que Chicote volviese a entrar en el negocio. La pareja homosexual que regenta el negocio intentó paralizar la emisión de programa y denunció públicamente a Chicote por sus comentarios homófobos-a uno le llamó "cara de niña" y al otro le preguntó si se metería cualquier cosa en la boca-, tildaron de "chapuza" a la supuesta reforma-que no cumplía ni las normas de accesibilidad- y calificaron al reality de "teatro guionizado".
Caso número cuatro y número cinco; Dómine Cabra y Osaka
Tampoco podrá volver por diversas razones al Dómine Cabra y al Osaka. En el caso del primer restaurante, la muerte de Fernando por cáncer antes de la emisión del programa pudo precipitar su final. Tampoco podrá volver Chicote al malagueño restaurante Osaka, liderado por un inmaduro heredero del negocio de comida japonesa.
¿Y el número seis?
Sorprendentemente, Chicote volvió anoche al El último Ágave, el restaurante barcelonés de cocina mexicana donde el chef encontró un ratón. Cristina, camarera y socia del negocio, denunció al equipo de producción de Chicote por meter un ratón en el lavavajillas. Sin embargo anoche Cristina se olvidó del asunto y encima Chicote tuvo la cara de reconocer el caso; "Me pregunta mucha gente si lo del ratón era verdad". Cristina afirmó entre risas, contradiciendo su testimonio del año pasado.
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