Alberto Chicote volvió a reencontrarse con sus primeras "pesadillas"



La versión española de Pesadilla en la cocina recopiló anoche algunos de los casos más famosos vividos por Alberto Chicote en las dos primeras temporadas del reality culinario.
El chef madrileño se "pasó" por cinco de los restaurantes que más llamaron la atención en su momento, con irregulares resultados.

Primer caso; La Tana

El primer restaurante que visitó Chicote es la taberna madrileña de estética motera La Tana. Alfredo, su propietario, propició algunos de los momentos más violentos del programa en la primera visita del chef, pero ahora el restaurante ha dado un evidente cambio que Chicote reconoció. "Ahora no me junto con mala gente", decía anoche Alfredo a cámara. Lo mismo pensarán sus amigos desde que este señor no aparece por sus vidas.

Alberto se sintió orgulloso de que uno de los platos que introdujo en la taberna, una vulgar hamburguesa, se haya convertido en el plato estrella del negocio, según afirmaron la pareja de propietarios. Estas hamburguesas no las cocina la rusa Claudia, ya que dejó el negocio. Chicote para celebrar la mejoría del local regaló a Alfredo un balón de rugby firmado, que podría acabar en una subasta en internet según adelantó el propietario de la taberna; "A ver si saco algo por el balón, ya que seguro que hay frikis de Chicote".

Segundo caso; La Zapatería

Peor se saldó para el chef su segunda visita; La Zapatería. En su anterior visita Chicote cerró el local por insalubridad y las tuvo tiesas con Celso, el propietario gallego del local.

En esta ocasión Chicote ya no encontró a Julio, el anterior cocinero, pero si se reencontró con el polémico Celso, con el que no tardó en chocar. Aunque con Chicote recién llegado, Celso le contó su particular película; "Ahora tengo un nuevo socio capitalista, ¡Eres el puto amo, Chicote!". Pero el espejismo duró poco, lo que tardó Chicote en soltar que veía al local mejor ya que no se quedaba pegado a la mesa y en lo que tardó el chef en pedir comida. La paella que salió "estaba pasada de cojones", según el chef madrileño, a lo que Celso tras un tira y afloja respondió con un "¡Estoy hasta los cojones!" y con un golpe sobre la inmaculada mesa, pocos segundos antes de levantarse e irse. Chicote se mostró decepcionado al final de la visita y las disculpas de Celso no ayudaron a mejorar la imagen tétrica que se llevó el equipo del programa.

Tercer caso; Nou Set

Quizás fue el caso más aburrido de la noche. El Nou Set era un restaurante regentado por Ángeles, que no confiaba para nada en su hermana Damaris. El odio mútuo cargaba negativamente el ambiente del negocio, pero en los últimos meses parece que las posturas entre ambas se han acercado. Anoche la vista fue una pastelada emocional y familiar, rematada por una fideguá que mereció el aprobado de Chicote.

Cuarto caso; El Yugo de Castilla

El caso de Cristobal Berzosa es quizás uno de los casos más famosos de  Pesadilla en la cocina, ya que en el programa se recordó el esplendor de un local venido a menos por la palpable decadencia etílica del propietario del restaurante. A todo esto se añadía que Chicote conocía al restaurante, ya que lo visitó tres años seguidos en su etapa triunfal. Las cosas en esta visita empezaron mal y acabaron peor. Empezaron mal porque el restaurante no se encontraba abierto y cuando Chicote logró entrar en el negocio, el disperso discurso de Cristobal acabó rematando el caso; "Abro de vez en cuando. Cuando me caen bien les doy de comer y hasta les invito. Ahora estoy reestructurando todo y estoy preparando una visita guiada por una bodega. Les pondré un vinito y un trozo de queso por tres euros y el que quiera comer que se quede."
"Asi no sacas adeante el negocio", dijo Chicote, a lo que Cristobal le contestó con un gesto de amargura "ni tengo ganas". Es la prueba evidente de que este señor está derrotado y desde fuera parece que el único problema que tiene en su vida no es si el restaurante está bien o mal. El principal problema parece su deplorable estado físico, quizás debido a sus excesos, descritos en la anterior visita de Pesadilla...
"¿Por qué te pones tan serio?", preguntó Cristobal, a lo que su amigo Chicote respondió de un modo tajante; "Porque me das mucha pena".
"Es increíble la espiral de destrucción que ha creado Cristobal a su alrededor, esta será una espina que tendré clavada en el corazón toda la vida". Si de verdad lo de Chicote no fuese paripé, lo que debería hacer es ayudar de verdad a su amigo, no llevarle una cámara para retratar su patética decadencia.


Quinto caso; El último Ágave

El restaurante mexicano El último Ágave, situado en Barcelona, fue la última visita que realizó Chicote. Este sitio se hizo famoso por una famosa rata que "apareció" en el lavavajillas y por las borracheras de su locuaz camarera Cristina. Ella sigue con su vida como amante del tequila, pero se ha quedado sin su enemigo Roberto. "Había una rata y un ratón, la rata a tomar por culo y el ratón también". Así de cruda se expresó la excesiva y cargante Cristina sobre la salida de su antiguo socio. Extrañó en las redes sociales la presencia anoche de la camarera en el programa, ya que después de la emisión del programa Cristina denunció en algunos medios que el ratón del lavavajillas lo colocó el equipo de producción de Chicote.

 El tímido Sergio, el tercer socio en discordia, es ahora el feliz socio mayoritario del negocio: "El boom del programa disparó la clientela entre un 40 o un 50%". Es extraño que los barceloneses se pirren por cenar en un restaurante que mostró en el pasado tantas deficiencias higiénicas.

"Estás más gordo", le soltó Cristina para despedirse al chef. "Que va, estoy igual. Lo que estoy es más canoso, de los disgustos que me dais, cabrones".

La falsa fórmula del relanzamiento

Chicote y su equipo intentaron mostrar anoche una falsa efectividad entre los resturantes por los que ha pasado el programa, y a los que siguen sin funcionar se les echó la culpa a propietarios de tanto carácter como Cristobal o Celso.







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