¿Socialdemocracia o liberalismo en el deporte?



Es indecente el hundimiento de la competitividad de la Liga de fútbol español por el duopolio de los grandes, que abusan de su posición en el mercado para reforzarse con fichajes de centenares de millones, mientras "la clase media" lo tiene que vender "todo" para sobrevivir dignamente.
Los dos grandes se reparten con ansiedad la gran tarta de millones de los derechos de televisión, mientras que los pequeños viven de cesiones y de repescados, mientras ven como sus estrellas emigran a la Premier u otra liga extranjera.

En la NBA hay topes salariales-lo que una plantilla puede disponer para pagar salarios- o draft-donde los equipos "de abajo" se refuerzan con las nuevas estrellas-. En la Fórmula 1 hay límites presupuestarios y en la Premier League hay un reparto "equitativo" de los derechos de televisión. Estas tres competiciones con el intervencionismo citado y con el proteccionismo a los pequeños, se mantiene un nivel competitivo digno. Es una receta socialdemócrata para proteger al débil. Con estas recetas seguirá habiendo pequeños y grandes, pero la diferencia de cartas no será tan abultada. Con el "liberalismo" actual de nuestra Liga, donde los grandes se reparten "todo" y los pequeños sobreviven con temor, la competición no tiene futuro o perderá muchos adeptos. El fútbol es un espectáculo y como tal tiene que tener emoción. La emoción que se pierde desde un equipo pequeño cuando ves a un equipo que se gasta 100 kilos en Bale y otro equipo que se gasta otros 100 en Neymar-pese a lo que diga la clásica neblina mediática barcelonesa-. Contra eso nada puedes hacer. Solo te queda patalear o echar la persiana en el próximo siglo, como ocurrirá en otros espectáculos-el cine, los toros o el teatro-.
Contra la tecnología que todo lo arrasará, solo se le puede competir con emoción; sentirla, creerla, vivirla. Esto algún día será Matrix, pero mientras tanto que no nos maten el circo, que tanto nos evade de matar al tirano.

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