El negocio de la superficialidad.




Hace solo un par de años veíamos a Alaska, la cantante de la movida como una especie de vedette un poco pasada, que nunca a dejado de intentar llamar la atención con todo tipo de extravagancias, muchas de ellas seguramente impostadas. Cuando descansaba de Fangoria -inolvidable canción No sé qué me das- aparecía junto a un amanerado joven llamado Mario Vaquerizo, del que lo único conocido era que curraba de representante de la Pataky, además de su inolvidable parodia de los de Muchachada Nui, donde aparecía como un chupacamaras, que se acercaba al famoseo para promocionarse.
Pero eso cambió con la llegada del reality Alaska y Mario, un producto de El Terrat -Buenafuente- que retrataba las 24 horas de esta extraña pareja a lo The Osbournes y que tuvo un éxito en MTV.
Y medio país se quedó estupefacto al ver la vida de parque de atracciones en decadencia que llevaban; que si conciertito en un pueblo de la España profunda, que si reunión de mariconeo en casa de la cantante, que si invitamos a cenar a la petarda de la Lomana para hablar de sus mierdas, que si Mario se hace el retrasado en sus clases de inglés y en las conversaciones profundas, que si Mario se pone la ropa de su mujer -esto último me lo he inventado-.
Aunque los twitteres y demas redes sociales les griten, "Sois los mejores, quiero ser como vosotros", la mayoria de espectadores nos acercamos a este reality como cuando en el zoo te asomas a la jaula de los chimpancés, para ver como viven los de otras especies, como cuando ves a las petardas de ¿Quién vive ahí? o a los pobres yonkis de Callejeros.
La pareja lleva una vida aséptica y superficial, con un concepto de la vida ultrapop, donde lo único que importa es sentirse bien haciendo el ganso, eso si vestido de mamarracho marca cara.
Lo que realmente se popularizó fue la personalidad de Mario, un tipo plano que siempre soñó con ser portada de las revistas del petardeo y que ha alcanzado su sueño casándose con la mexicana.
Desde el estreno del programa esta pareja se ha subido en el dolar, ya sea apareciendo por todos los programas de todas las cadenas o ya sea haciendo bolos donde la pareja se convierte en pinchadiscos.
Este domingo el suplemento La otra crónica de El Mundo publicaba este domingo que con la suma de todos estos "trabajos" -aunque da la sensación que trabajar, trabajan poco- se llevan 3,5 millones de euros anuales -casi 600 kilos, que Alaska desde la etapa Fangoria no ha ganado ni de lejos encima de un escenario-.
Así recoge la noticia el portal Formula TV;


"El mundo de la música sigue siendo su principal fuente de ingreso, por cada actuación de las Nancys Rubias y Fangoria, espectáculo que se vende en pack, ya que la banda de Mario es la telonera de la de Alaska, cobran 40.000 euros, tras las 70 actuaciones que han tenido, el total asciende a 2.8 millones de euros. El caché de Mario ejerciendo de DJ se queda en 18.000.

Por separado también siguen sumando grandes cifras, Alaska protagonizó la portada de la revista Interviú por 50.000 euros, mientras que Mario se lanzó al mundo de la publicidad de la mano de Movistar por otros 50.000.

Sus colaboraciones en programas como Salvamé, El hormiguero o El programa de Ana Rosa, se les paga entre 2.000 y 3.000 euros por aparición, subiendo la cifra hasta los 25.000 si se trata de un programa de prime time, como es Salvamé deluxe o el desaparecido La Noria.
25.000 euros por cada 'Sálvame deluxe' y 200.000 por temporada de 'Alaska&Mario'.
El comentado reality Alaska y Mario de MTV, puede resultar muy agotador para las estrellas del momento, pero si se ponen a echar cuentas de lo que les ofrecen por cada programa, acaba mereciendo la pena. En esta ocasión, por cada entrega se embolsan 20.000 euros, y esta temporada ha contado con 10 emisiones, lo que hace un total de 200.000 euros por temporada.

Las colaboraciones radiofónicas, en el programa de Federico Jiménez Losantos, en EsRadio, son las más austeras, 200 euros por día, pero contando que hacen un mínimo de 50 colaboraciones al año, ya suman otros 10.000.

Y por si les quedaba algún palo por tocar, Vaquerizo ha publicado hace poco su primera autobiografía titulada 'Haciendo majaradas, diciendo tonterías', de la cual ya se han vendido más de 20.000 ejemplares, lo que supondrá como mínimo un beneficio de 20.000 euros."


Cabe recordar el viaje ideológico de la cantante, que ha pasado en ser la anarka total de los locos 80 a ser una musa de Esperanza Aguirre de la que ha declarado, "Es la mejor y lo diré hasta que me muera".
Normal, mirando su amistad con la ex-lideresa y la amistad de la cantante y Federico, el principal defensor de la reaccionaria política.
Lo más divertido sobre esta pareja fue el articulo del activista Shangay Lily, que después de guardar sus bártulos de mamarracho en la telebasura se dedica en su blog a defender los derechos homosexuales y que pateó a Mario de esta manera por trincar de una fiesta gay en un pueblo gallego del PP;


No es casual la promoción, apoyo y protagonismo que el PP le da al marido de Alaska, Vaquerizo representa a la perfección el tipo de gay que el PP quieren imponer: reprimido, casado con una mujer, sumiso, divertido bufón y cómplice de la homófoba Iglesia. Un absurdigay, vaya. Para los que quieran cuestionar mi presunción de homosexualidad, baste leer los encajes que tiene que hacer para justificar su sexualidad: "Soy bisexual teorico", acaba diciendo en esa entrevista.
Ese es el juego que oportunistas como Mario Vaquerizo juegan: colaboracionistas que miran para el otro lado cuando los cristofascistas acosan, persiguen o humillan a cualquiera que no se someta a su hipocresía. Ese intento de hacer pasar por mera frivolidad divertida su apoyo a medios ultrahomófobos como la COPE o a gurús del odio como Cristina López Schlichting o Losantos, es un negocio rentable. Pero no consigue pagar la endohomofobia de quién, como Vaquerizo, sufre de una obsesión por encajar en lo “guapo”, lo “cool” o lo correcto al precio que sea. Una obsesión que le ha llevado a prácticamente promocionar la anorexia o una extraña dieta a base de cervezas que más de uno tildaría de puro alcoholismo… pero tiene la aprobación del amo heterosexual que es lo importante. Bueno, y dinero, y fama, y a muchos desconocidos trotando a su alrededor que no le dejan estar a solas y pensar un solo segundo. Como ya dije una vez, lo que me preocupa no es él, sino esa cohorte de adolescentes que acaban creyéndose la mentira y cayendo en adicciones y problemas que a veces nunca superarán. Lo he visto en persona porque tengo el dudoso placer de conocer personalmente a Mario de un par de fiestas privadas. No puedo responsabilizar a Mario de las decisiones de otros, pero sí de colaborar en esa glamurización de la estupidez autodestructiva en la que vivimos: no me hagas pensar, entretenme y hazme adicto a la aprobación de mi verdugo. Las nuevas generaciones cada vez tienen menor resistencia al adoctrinamiento corporativo y prácticamente ningún pensamiento crítico.

Vaya lluvia de ostias se llevó el Vaquerizo, seguramente sin merecerlas todas, pero cuando alguien busca la fama a cualquier precio -incluido el de hacer el payaso haciendo ver que eres un lerdo, cuando te dedicas a un mundo profesional muy difícil- pasan estas cosas.



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