Malos tiempos para la libertad





Dejando a un lado las paridas de la derecha mediática, secta que asegura que Sánchez controla WhatsApp, hay que reconocer que desde los aledaños del Gobierno se está batallando para limar la libertad de expresión con la excusa de unos fakes que han existido siempre (y que siempre han sido utilizados por el poder, que esto no es solo cosa de espías rusos e indepes catalanes). 

El PSOE y Unidas Podemos también yerran al judicializar algunos bulos propagados por algunos tuiteros. Es evidente que ambas fuerzas están en su derecho de defenderse ante mentiras, pero la sobredimensión de algunas actuaciones siembra un peligroso precedente que daña el juego político.

Esto no quiere decir que la mentira deba ser parte de nuestra vida pública, pero es evidente que en muchas ocasiones, cuando se estudian con detenimiento las diversas informaciones que componen a groso modo la agenda política, los grises abundan respecto a los blancos y negros.

Libertad

No deja de ser llamativo que ABC se convierta en un adalid de la libertad de expresión cuando hace menos de seis años aplaudían las restricciones de nuestros derechos con la estúpida excusa de la seguridad nacional.

Es evidente que a ABC y otros medios la libertad es una excusa con la que juegan su batalla política: ayer las restricciones merecían aplausos y hoy merecen abucheos, según la doctrina incoherente de Bieito Rubido.

Da bastante pena que la prensa española haya decidido enfocar el coronavirus como una especie de partido de fútbol entre buenos y malos. Las teles, en manos del Gobierno, propagan el mensaje almibarado de Sánchez y la caverna, desde COPE hasta El Mundo, busca tumbar al Gobierno a cualquier precio. ¡Qué vergüenza!






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