Egoévole





Da bastante pena el advertir en lo que se ha convertido un periodista de la talla de Jordi Évole. La mirada despierta que retrató el 15-M, el final de ETA y el terremoto del establishment llevaba años desactivado, sin olfatear a la Casa Real y volcado en convertirse en empresario para vender subproductos como 'Malas compañías', unos docus en el prime-time de Antena 3 o una parida que presentó Arkano en TVE. 

Reinventarse

Évole quería reinventarse y ayer lo hizo: ha dejado de investigar para convertirse en protagonista de un obsceno reality-show en el que utiliza como personajes secundarios a sus padres. Mientras desatiende 'Salvados', lastrado por interrupciones y alicaído con Gonzo al frente, ha puesto en marcha 'Lo de Évole', una bochornosa oda a su ego nivel Mercedes Milá.

El catalán ha dejado de apuntar a las cabezas de las élites para pasar a apuntarse a la cara con una cámara fotográfica con olor a Instagram. 'Lo de Évole', reality-show digno de MTV, son los frutos de la revolución frustrada exhibidos en prime-time.

Irrelevancia

¿Qué vimos anoche en La Sexta? Una colección de frescos costumbristas, un homenaje al biministro que blanqueaba a 'mister X' y un abrazo con Jesús Quintero. La semana que viene al menos veremos una entrevista a Oriol Junqueras, preso político al que le vendrá muy bien airearse en prime-time. Évole, sombra de lo que fue, ha recibido el aplauso unánime de la crítica. ¿Casualidad? No, son los tiempos socialdemócratas que narcotizan cualquier ansia de proceso constituyente.



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