Carlos E. Cué, periodista de cámara de Pedro Sánchez, ejerció de vocero del Gobierno seis días antes de la triple cita del domingo y filtró en El País que el PSOE estaba dispuesto a concederle puestos en el Ejecutivo a Unidas Podemos.
La filtración marca Iván Redondo tenía una clara intención: dejar claro que los socialistas estaban en la izquierda. Pero llegó el domingo: Manuela Carmena perdió un concejal, se quedó lejos de la mayoría tras despreciar a Podemos y no fue capaz de decir que Sánchez-Mato no tuvo nada que ver con la derrota. Ahora se jubilará y deja a la izquierda madrileña abierta en canal.
Ángel Gabilondo fue el único barón socialista incapaz de subir un solo escaño y el espacio de Unidas Podemos se mantuvo respecto a 2015, pero todos los medios han decidido señalar a Pablo Iglesias, al que le quitan peso político mientras José Luis Ábalos, patrón de una siniestra ONG millonaria, sigue arrodillado ante Ciudadanos.
Les guste o no, Unidas Podemos tiene en su mano la estabilidad de la próxima legislatura a nivel estatal y puede decidir seis gobiernos autonómicos. Pero toca despreciar a Iglesias, culpar a los morados de todos los males de la izquierda desmovilizada y blanquear a Cs, socio de Vox. El País nunca cambia...
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