El Jueves intenta purgar sus pecados convirtiéndose en azote del PP







Hace casi dos años, en plena abdicación de Juan Carlos I, la revista satírica El Jueves empañó sus casi cuatro décadas al destruir miles de revistas por orden de la empresa editora, RBA, cuando la portada, que mostraba al emérito entregándole una corona enmerdada a su hijo, había sido ya avanzada en la red.

La censura provocó un éxodo de dibujantes y colaboradores, que pusieron en pie Orgullo y satisfacción. Es por ello que El Jueves perdió a miles de lectores, 99.000 tan solo en el último año según el EGM, y ahora RBA quiere aguantar el ímpetu de revistas como Mongolia aparentando una estética antisistema que encierra el drama que sufren centenares de los viejos medios: la monarquía es intocable. 

Pero aun así El Jueves lo intenta, aparentando convertirse en el azote de la derecha política: si en diciembre, en plena campaña electoral, acusaron de cocainómano a Albert Rivera, en las últimas semanas han llamado "gilipollas" a los votantes del PP, han acusado a Rajoy de ladrón en portada y ha tildado de "patriotas de mierda" a supuestos "españolazos" como Aznar, Soria o Bertín Osborne. Precioso, pero no cuela. 


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