Al Grupo Prisa no le convence el nuevo escenario político








Han pasado varias semanas y todavía no está claro quién ganó las elecciones del 20-D, pero claro está que entre los perdedores se encuentra el Grupo Prisa. El antaño conocido como el mayor conglomerado mediático progresista demuestra en los últimos días, vía editoriales de El País, que no está cómodo con el nuevo escenario surgido de las últimas generales.

Porque no hay duda que Juan Luis Cebrián apostó por colocar los huevos prisaicos en tres cestas; el PP, cuyas mediaciones vía Soraya evitaron la quiebra del imperio, el PSOE, tradicionalmente aliado a sus intereses, y Ciudadanos, formación impulsada por sus mimos y encuestas.

Decía este domingo El Confidencial que en Génova hay enfado por el apoyo explícito de empresarios del Ibex y grupos mediáticos a la formación de Rivera. Entre ellos está Prisa, que al igual que parte de las élites empresariales creyeron ver en Rivera al hombre ideal por cuatro razones:

-Promocionaba las ideas liberales con descaro.
-Barruntaba convertirse en la única formación que podía tirar de la silla a Rajoy a cambio de un apoyo envenenado al PP.
-Frenaba el voto regeneracionista que disparaba las expectativas de Podemos.
-Y creaba una nueva derecha con una imagen más moderna y dinámica de lo habitual.

Pero a Ciudadanos le faltaron los apoyos que le barruntaba Metroscopia, su principal aliado mediático, para convertirse en protagonista tras una campaña desastrosa. De hecho, una nueva llamada a urnas podría llevarle a los registros de UPyD pese a los mimos de Prisa, que ahora pasa de Rivera y se centra en intentar ayudar a que "su" PSOE no se desangre en una brutal Guerra Civil entre barones y un secretario general cuyo liderazgo parece estar en entredicho.

¿Nuevas generales? 

El escenario que se apunta, si un PSOE lastrado por sus hipotecas con las élites no se hace el harakiri definitivo, podrían ser unas nuevas generales para esta primavera.

Para estos hipotéticos nuevos comicios los politólogos apuntan cuatro pinceladas a priori; el PP subirá, ya que muchos de los que le han castigado por la corrupción podrían regresar a casa. Podemos podría alcanzar al sorpasso de aliarse con Izquierda Unida, pero no está confirmado su segundo puesto porque se da por descartado que las urnas no estarán tan llenas como en el 20-D, hecho que le podría lastrar.

El PSOE podría caer al tercer puesto si sale muy dañado estéticamente por su batalla interna, pero quizás un nuevo candidato evitaría esta debacle. A nadie le cabe duda de que Sánchez ha sido linchado internamente gracias a Iglesias, que hábilmente ha marcado la prioridad del referéndum catalán para que los barones dinamiten Ferraz, ya que a la formación morada no le apetece apoyar al PSOE, sino que se reediten elecciones para soñar con el sorpasso. Y por último Ciudadanos podría hundirse, al percibir el centro-derecha que el voto útil pasa por votar al PP.

¿Y las nuevas catalanas? 

Si está turbio el panorama político nacional, el catalán está aun peor. Tras la lógica decisión de la CUP de no apoyar la investidura de un señor como Artur Mas, no se sabe quiénes serán los partidos y líderes de los distintos partidos. CDC y ERC deberán decidir si acuden de nuevo juntos a las elecciones, pero las rencillas entre ambas formaciones han aumentado tanto que en la formación republicana, que ha superado al nacionalismo conservador en las generales, se escuchan voces que prefieren batallar en solitario.

El PSOE y Ciudadanos, cuya imagen ha quedado seriamente trastocada en las generales, podrían perder fuerza en las nuevas catalanas, al igual que la CUP, linchada mediáticamente por los principales medios catalanes tras el remate a Mas. Se desconoce a día de hoy la estrategia de Podemos, primera fuerza en Catalunya en las generales gracias al apoyo de Ada Colau, pero un cambio de candidato e incluso de pactos, mejor En Comú que Catalunya Sí que es Pot, podrían hacer que se mejorasen los resultados, en parte gracias a algunos desencantados de la CUP. Cabe recordar que en 2016 también habrá elecciones en Galicia, donde Feijóo tiene complicado repetir triunfo por el pacto entre Podemos y "las mareas", y en Euskadi, donde un Arnaldo Otegi recién salido de la cárcel podría arrebatar el poder al PNV. 

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