Luces y sombras de la financiación del cine por parte de las televisiones






Detrás del éxito de Ocho apellidos vascos, El Niño, Ahora o nunca y La isla mínima, taquillazos impulsados por televisiones privadas, puede encontrarse un drama para nuestra industria cinematográfica. Y es que como muchos críticos han analizado en los últimos tiempos, el Gobierno se desentendió del cine, compromiso que había que financiar-como ocurre con cualquier arte o expresión cultural-, para endosarle el muerto a las televisiones privadas, que presentaban beneficios millonarios gracias a hacer una televisión poco presentable. Paolo Vasile ya avisó que a Mediaset la obligación le parecía una injusticia, pero que pelearía por rentabilizarlo, como así está siendo.

Y lo está haciendo porque el público español parece despojarse poco a poco de los complejos que existían con nuestro cine, estigmatizado por clichés como cutre, pornográfico e ideologizado. Tampoco le ayudó a nuestra industria que parte de la sociedad española se divorciase sentimentalmente del cine español por cierta radicalidad política que mostraron algunos de sus representantes más emblemáticos, pero lo que remató el asunto fue la brutal campaña de la mayoría de la prensa de papel, que les colocó la etiqueta de "subvencionados"-como si ellos no lo estuviesen-.

El nuevo cine que cocinan los dos principales operadores privados, Mediaset y Atresmedia, ha provocado una sucesión de taquillazos y una campaña positivista sobre todo lo que produzcan ambos gigantes audiovisuales. Pero también es cierto que tal y como recordaba Álex de la Iglesia, "nuestra industria cinematográfica tenderá a desaparecer, ya que la película medina, que era la que nos daba trabajo, no tiene sitio con Telecinco y Antena 3 produciéndolo todo".

El antecedente evidente es Italia, donde la pequeña y mediana industria desapareció. Y en nuestro país podemos llevar camino de ello, ya que el camino que se avecina parece ser una lluvia de comedias irrelevantes-atestadas por actores de moda de las series estrella de los propios canales- y una gran cantidad de cine poco comprometido o estimulante desde un punto de vista intelectual. Esperemos que se mejore.






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