El caché que pretende Coto Matamoros, el lío de faldas de Alerta Digital y la competencia desleal de La Fábrica de tele vs Mediaset







Coto Matamoros ha vivido varias fases desde que saliera de Crónicas Marcianas. En la primera continuó con su vena agresiva en la televisión, en este caso de la mano de María Teresa Campos en Antena 3. Después se puso a filosofar sobre la telebasura en el programa de Jesús Quintero. Y por último intentó volver al circo catódico fingiendo un intento de suicidio. En los últimos meses participa en una tertulia que se emite por internet donde participan Pepe Herrero y Pipi Estrada, y ahora pretende regresar a Telecinco, cadena de la que echa pestes. Coto quiere que lo fichen en Supervivientes, y tal y como avanzó Sergio Espí en Rojo y Negro de Radio 4G, el ex colaborador de Sardá pedirá 10.000 euros semanales por participar en el reality. Para este programa también suenan personajes como Jesulín de Ubrique y Mila Ximénez.

La competencia desleal de La Fábrica de la tele vs Mediaset 

Sálvame sigue cebando a la revista ¡Qué me dices!, competidora directa de la revista Sálvame, que está participada por Mediaset. En ¡QMD! colaboran los personajes del programa, Kiko Hernández tiene su propia sección y el programa además promociona las exclusivas de la revista, competidora directa de ñla revista Sálvame. La razón de la mala situación fue el fichaje de Javier Huerta, enemigo declarado de Jorge Javier Vázquez, como director de la publicación de Mediaset.

El impagable artículo de la guerra abierta en el portal Alerta Digital contra Lluís Gonzaga:

Ha injuriado y calumniado durante años a Armando Robles y sus principales colaboradores. Propuso hacer tests antidrogas a los militantes de Soluciona. Atribuyó al director de AD líos de faldas con la mujer de un alto mando policial en la provincia de Gerona, incluso precisando hoteles y lugares de encuentro. Planteó un chantaje en toda regla para su laminación laboral. Acusó a Jorge Carretero, colaborador de AD, de narcotraficante; al Padre Calvo de inclinaciones pederastas con el monaguillo del pueblo, además de recurrir a los zafios tópicos relacionados con el cepillo y el vino de la sacristía.
En el catálogo de lacerantes calumnias contra el responsable de este medio y sus colaboradores, no se detuvo en barras y abundan así las perlas de todos los colores: desde acusar a Enrique de Diego de comparecer en ‘La Ratonera’ bajo los efectos del alcohol a tratar de denigrar a Honorio Feito tachándolo de fracasado. Su mala baba también salpicó al colaborador de esta casa, el canario Román Rodriguez, con una amplia a experiencia audiovisual en Estados Unidos. Con Gerard Bellalta llegó más lejos aún, al suplantar directamente su personalidad durante meses a través de un falso blog.
La lista, insistimos, rebasa todos los límites en los que la libertad de expresión se traviste en calumnia criminal e inducción al odio. Durante meses, AD decidió dejar sin respuesta las ofensas del calumniador. Sobre todo por su irrelevancia social y mediática y la notoriedad que le habríamos conferido a su marginal blog con una respuesta en toda regla. Hubo sin embargo un tope, que al ser traspasado, obligó a este medio a tomar cartas en el asunto: las difamaciones contra Carretero, lanzadas desde la abyección moral y la cobardía del anonimato, le hicieron perder la custodia de su hija.

Dos andanadas en toda regla de Armando Robles en ‘La Ratonera’ han servido para que la ‘cucaracha’ saliera a la superficie. Dos cuartos de hora antes de ser descubierto, la citada curiana, desbordada por los inesperados acontecimientos, publicó un patético escrito con el que acaso pretende parapetarse de la ofensiva judicial que marcará inexorablemente su horizonte inmediato como plumilla en permanente consorcio con la difamación, la calumnia y la inducción al odio.
Se trata, cómo no, de un militante separatista catalán, Lluís Gonzaga Valls Bernaus (1970), miembro al parecer de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y con residencia en Solsona, provincia de Lérida.
Dice ser licenciado en informática y que ejerce como analista programador. Señala que ha colaborado y colabora con algunas entidades de corte lúdico y social, incluso asumiendo cargos en juntas directivas. También se sabe que fue monitor de fútbol base (sic). AD ya investiga todos estos extremos.
De entrada damos cauce a su propio relato: sostiene Lluís Gonzaga Valls Bernaus que la motivación de su campaña de calumnias contra Armando Robles lo ha hecho sin ánimo de lucro e incluso, en un arrebato de sinceridad, admite “algún tipo de obsesión enfermiza” con el director de AD, al que considera una persona “peligrosa y dañina para la sociedad”. Y añade el presunto delincuente cibernético catalán: “cualquier contribución, por modesta que sea, en frustrar sus propósitos, es algo útil”.
Armando Robles ha restado valor moral a la confesión de este individuo: “Ha salido a la superficie porque sabía que estaba a punto de ser cazado en cuestión de horas” y señala que la decisión de Lluís Gonzaga Valls Benaus de poner fin a su anonimato solo servirá para agilizar los trámites legales que ya se han puesto en marcha: “Que me llame gordo alguien cuyo perímetro abdominal supera ampliamente al mío no deja de ser una frivolidad que le perdono en un gesto de generosidad cristiana. Pero que me haya atribuido inexistentes queridas, delitos y adicciones, entre otras decenas de calumnias, es algo que no le perdonaré nunca”.
Conocidos estos hechos, uno de los colaboradores de AD y que también ha sido objeto de las invectivas del catalán Lluís Gonzaga Valls Bernaus, Román Rodríguez, manifestó lo siguiente: “Dejemos a la Justicia seguir su curso y al periodismo de investigación conocer profundamente sobre la personalidad y andanzas de esta escoria social. Seguro que se convierte en un gran descubrimiento mediático”.
En la última edición de ‘La Ratonera’, dedicada en buena parte a las andanzas difamatorias del de Solsona, se barajó la posibilidad de que muchos de los textos calumniosos hayan sido escritos o validados desde la misma empresa en la que trabaja como socio autónomo, por lo que se instó al socio administrador, Jordi Servilla Lupiáñez, de confirmarse este extremo, a tomar cartas en el asunto en el transcurso de las dos próximas semanas.
Al conocerse la noticia, las reacciones no se han hecho esperar. Apuntan sobre todo a la necesidad de proteger a los ciudadanos de estos presuntos delincuentes cibernéticos, en muchos casos simples psicópatas antisociales, a través de instrumentos legales efectivos. Reproducimos, de entre todas las respuestas dadas al ya conocido como “friki fumeta” de Solsona, una bastante reveladora. La firma Julio:
“Estaba claro que eras catalán. Solo alguien lobotomizado por el nazionalismo independentista estaría dispuesto a dedicar horas y horas de su valioso tiempo a atacar a personas que piensan de forma distina. Evidentemente, al margen de una motivación política, tiene que esconderse detrás algún tipo de trastorno de tipo obsesivo-compulsivo, unido también a delirios de ‘justiciero social’.
La verdad es que es increible lo mucho que los independentistas y gentes de izquierdas en general odiais la libertad de expresión. Y lo más siniestro es que ponéis el foco de vuestra maquinaria inquisidora en intentar dañar y desprestigiar a las personas. Sois los reyes del ad hominem.
Si lo que se dice en La Ratonera no te gusta, no lo veas. No todo lo que no te guste a ti debe dejar de existir. ¿Crees que esas ideas pueden ser perjudiciales para la sociedad? Pues te tienes que aguantar, igual que muchas personas pensarán lo mismo de las tuyas. Lo que pasa, claro, es que en tus delirios de infinita superioridad moral te crees con el derecho a hacer lo que haces.
Yo no estoy de acuerdo con la línea editorial de muchos periódicos ni con lo que dicen muchos periodistas, pero en la vida se me ocurriría montar el circo que tú has montado. Creo verdaderamente en la libertad de expresión, no como tú.
En fin, mucha suerte con todo. Espero que nadie se obsesione contigo tanto como tú te has obsesionado con Armando Robles. Un saludo y a cuidarse”.



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