Este Gobierno totalitario y muñidor de la ley mordaza intenta acallar a los medios de comunicación por varias vías. Al arruinado papel lo contenta con líneas de crédito de los bancos rescatados y con jugosa publicidad institucional, y a las televisiones, más complicadas porque son unos negocios redondos en términos económicos, las intenta frenar quitándoles licencias-cinco perdió el duopolio por una sentencia del Supremo, órgano que ha emitido algunas sentencias con las que el Gobierno se ha limpiado el trasero-, amenazando con la vuelta de la publi a TVE-tras la petición del propio PP en el Congreso-, o multando al duopolio con severas multas, excusándose con excesos publicitarios o calificaciones de edad-solo Mediaset ha pagado treinta millones de euros en los años del Gobierno Rajoy, algo que hubiera sido inasumible en otro sector-.
Pues ahora como quieren machacar a Mediaset porque Cintora les molesta, la CNMV, basura que defiende intereses gubernamentales, ha amenazado a Sálvame con multarles por la calificación de edad, cuando a este Gobierno los niños les interesan poco, tal y como han demostrado recortando en la educación y en servicios sociales. Le interesa callar a Mediaset por el programa de Cintora y por mimar a Nicolás. Es por ello que Sálvame se ha sacado de la manga una edición limón de cuatro a cinco, que pueden ver mayores de doce, y una naranja, se supone que más dulce, de cinco a ocho, no recomendada para menores de siete. Pero ayer que se estrenaban, es cierto que tras cierto paripé con menos insultos y algunas consignas desde dirección, Mila Ximénez llamó a Raquel Bollo "sucia" y ésta se largó. Tanto circo para nada.
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