El espejismo absurdo en el que vive el cine español






Descorchen champán del bueno y saquen las ostras, porque ya habrán leído que el cine español pasa por sus mejores momentos. Y es que en la FAPAE, la patronal de los productores, están encantados con la burbuja superficial de 2014, año en el que el cine español dicen que ha cosechado sus mejores taquillas de su historia al superar los 123 millones de euros recaudados.

Pero las cifras nos tapan la realidad. Y la realidad es que la industria cinematográfica española ha desaparecido con un silencio mediático similar a cuando desapareció el cine italiano. Porque no nos olvidemos que para conseguir estas cifras los productores han tenido que tragar para hacerse perdonar por la extrema derecha mediática, que acusaba a nuestros artistas de reescribir la Guerra Civil y de ser unos titiriteros que reventaron la gala de los Goya en 2003 con el "No a la guerra". Y para hacerse perdonar han impulsado un cine superficial, donde solo valen los veinteañeros de la serie del momento, ya que las televisiones financian. Pero no financian películas dignas, sino basura similar a la que vomitan en sus parrillas. En España hoy en día ha desaparecido la película mediana, y tal y como sabemos, las superproducciones, rodadas en algunas ocasiones en el extranjero, no dan trabajo a nuestra industria. También hay que recordar que sin las machaconas campañas publicitarias de Mediaset y Atresmedia, el cine seguiría como estaba, solo que ambos grupos han dejado de ver al séptimo arte como un enemigo, tal y como le dijo Vasile a Álex de la Iglesia hace unos años, para convertirse en aliados, ya que el cine les puede dar prestigio y dinero.

El cine alternativo ha desaparecido. Y es una pena, porque el unico interés del cine es su trasfondo cultural o un interés por cambiar las cosas mediante el arte, sino es irrelevante show business, que es en lo que se ha convertido el cine español hoy en día. Solo hay que comprobar como han bajado los rodajes, la calidad de las películas o algunos síntomas, como que un cineasta de altura de la talla de Julio Medem se ha tenido que pasar a la novela porque nadie le quiere producir, o que Juanma Bajo Ulloa o Álex de la Iglesia tuvieron que hipotecar hasta sus casas para seguir con sus carreras, no quedándole más remedio a Juanma que buscar ahora el taquillazo tipo Airbag o a Álex quedarse como el padrino del insoportable José Mota, ya que las cadenas pagan pero también mandan.

Entre los taquillazos de este año solo sobresale La isla mínima, del deslumbrante Alberto Rodríguez. Todo lo demás es basura; Pancho, el perro millonario; Perdona si te llamo amor, enésima adaptación de las asquerosas novelas de Moccia, aunque en esta nos hemos ahorrado el careto de Mario Casas; Carmina y Amén-¿nadie le ha dicho a Paco León que su cine maternal da grima y no tiene puta gracia?-; Torrente 5-sin comentarios-; Open Windows, donde Vigalondo sigue haciendo su cine incomprensible por marciano; Mortadelo y Filemón, donde Fesser se desaprovecha sin sus memorables efectos especiales de P Tinto y sin la sensibilidad de Camino; o Ocho apellidos vascos, que se salva de ese calificativo por su merecido puesto de reina del año, ya que contiene algunos sketches memorables gracias al guión de Cobeaga y San José, dos astros que llevan escribiendo deliciosas paridas desde Vaya semanita; pero que no nos engañemos, es una película que nace a rebufo del taquillazo francés de Bienvenidos al norte.

Cada vez es más difícil rodar en nuestro país, los rodajes se han reducido a la mitad, la precariedad abunda, pero Ramón Colom, presidente de la FAPE, parece no haberse enterado.



2 comentarios:

  1. "Hablarle al vulgo en necio para darle gusto" (Lope de Vega) vale, ¿y qué pasa con ello?. Hablas de "Bienvenidos al Norte" con "8 apellidos vascos" y estoy de acuerdo.

    Pero quizás es que el cine español ha vivido mucho tiempo en una nube elitista que le ha impedido conectar con las grandes masas. Y el cine es un espectáculo de masas.

    Y mientras el sistema de libre mercado siga vigente, adaptarse a la "superficialidad" de la sociedad para incrementar la cuota de mercado con un producto lúdico, de intelectualidad fast-food no lo veo mal. Bien por la industria nacional del cine.

    ¿O es que no somos ya todos mayorcitos para elegir aquellas propuestas cinematográficas que a cada uno nos seduzcan más a nivel de potenciales espectadores en cada momento?.

    Tengo gustos muy desarrollados en cine desde mi adolescencia. Y también he visto algunas de las películas que reseñas. Y sí, son algunas un pestiño audiovisual pero ¿me han distraído un rato de mis asuntos laborales y de mis asuntos personales? sí. Luego han cumplido su misión para mí en ese momento.

    Sabía lo que iba a ver y era lo que quería en ese momento. Así que tampoco veas una orientación voluntariamente comercial de la industria en este momento como una traición a las esencias del 7º Arte.

    Seguirán existiendo propuestas como las que a ti te seducen como espectador y seguirá habiendo Torrentes mientras los resultados en ingresos acompañen. Y no por eso vivimos una época de prostitución artística por la tirria pepera al gremio.

    Existirá siempre como existirá un abanico de posibilidades a visionar como potencial espectador.

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    1. "¿O es que no somos ya todos mayorcitos para elegir aquellas propuestas cinematográficas que a cada uno nos seduzcan más a nivel de potenciales espectadores en cada momento?". Sí, pero el problema es que va a llegar un día que no tendremos algo de calidad que escoger, porque el Gobierno para limpiarse las manos con el cine le ha endosado el marrón a las teles, que primero disgustadas y ahora promocionando historias ligeras, han convertido al cine español en algo ridículo en líneas generales. Pero gracias por tu comentario, creo que aportas ideas muy interesantes.

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