¿Por qué perdimos a Juanma Rodríguez?







Érase una vez un potente comunicador, capaz de lo mejor y de lo peor. Un periodista de raza y altura, que no se sabe por qué, ha caído en las garras de la facilona telebasura. Es Juanma Rodríguez, seguramente uno de los más valiosos locutores deportivos que se ha puesto delante de un micrófono en las últimas dos décadas. Un señor capaz él solo de levantar los mediodías deportivos de COPE imponiendo un alto ritmo y dosis de mala leche. Una especie de García del siglo XXI, sin el egocentrismo, el endiosamiento y el sectarismo del maestro de periodistas.

Juanma fue uno de los brazos derechos en la década que Abellán capitaneó los deportes de COPE. Pero la llegada de Paco González lo desplazó injustamente, dice el asturiano por no poderle un puesto de altura. La COPE vio el pastón que tenía que pagarle por echarlo y prefirió mandarlo a los informativos del fin de semana, que lideró hasta que su presencia bufonesca en tertulias hizo conveniente mandarlo a las galeras de la madrugada como un vulgar becario. Aunque desde esta temporada, y tras la pertinaz insistencia de Lama, Juanma ha vuelto esporádicamente a deportes COPE con un comentario semanal en El partido de las doce, donde sigue dando síntomas de la fiebre que provocó el ciclón Mou. Eso síntomas canallescos de los que adolecen sus columnas en Libertad Digital, el grupo que sueña con que Juanma capitanee las noches deportivas de esRadio, pero éste se abstiene porque se vive más seguro y con más confort con el puesto de funcionario que le mantienen en la emisora episcopal.

No se sabe por qué, pero Juanma lleva unos años haciendo el ridículo en tertulias de Marca TV, Energy o 13 TV. Los que le conocen dicen que no se mueve por un real y que se apasiona por el periodismo deportivo. Pero no se entiende que un periodista de su altura se preste a hacer el gamba en programas tan mediocres por los cien euros que pagan en esos circos. Solo se entiende que lo haga para compensar su ego tras su injusta defenestración de COPE. Atajo peligroso el que ha escogido Juanma, cuya credibilidad minimiza a costa del minuto de gloria. Es una pena que el periodismo deportivo pierda a Juanma, que ahora se dedica a acordarse de mi padre por Twitter por describirlo benévolamente. Él también te quiere.

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