El estatus por encima del rendimiento; Casillas se queda y Diego López se va



Érase una vez un chaval de logró su sueño; convertirse en titular en el equipo de sus sueños. La suerte siempre estuvo de su parte para abrirse paso, con las inoportunas lesiones de Illgner, Bizarri y César, además de la de Cañizares en la selección española. Pero de suerte solo no vive el hombre, y el joven portero demostró sus reflejos y sus dotes bajo palos para convertirse en uno de los mejores porteros de la historia. Pero un día llegó al club un ogro muy malo, que lo relegó al banquillo para darle un toque de atención por el bajón de sus actuaciones. Este toque de atención no fue respetado por la prensa, que lo vio como un sacrilegio. Encima una lesión hizo que llegara otro portero, que se ganó el puesto.

El ogro malo se largó y llegó un ogro simpático, que no confió en la forma del portero, echando por tierra las tesis de la prensa que decían que chupaba banquillo por problemas personales con el ogro malo. Pero el estatus pesa, y el portero pudo jugar la Champions, protagonizando un ridículo mayúsculo que estuvo a punto de echar por tierra el sueño de la décima. Después jugó el Mundial, aprovechando la lesión de Valdés, que le ha superado en los últimos cinco años, y que solo le ha faltado ese estatus para alcanzar la titularidad de "La Roja". El ridículo del portero fue amplificado con unas actuaciones patéticas, por las que no fue azotado por la prensa, porque el estatus es el estatus.
Ahora el ogro simpático comunicó que quería solo un portero titular para Liga y Champions para la próxima temporada. Y sorprendentemente no será el portero revelación del Mundial, recién incorporado, ni Diego, al que se le echa pese a haber demostrado un rendimiento y una profesionalidad de altura. El estatus se valora por encima del rendimiento. Lo pagarán. Fin.











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