Nuestro día



"A esta hora, las tres y media de la tarde, los pocos transeúntes que pasean por el cruce formado por la Castellana y la calle de Alcalá observan con asombro cómo una bandera sube lentamente por el mástil del Palacio de Comunicaciones [...]. La bandera que sube por el mástil es la bandera republicana. La noticia corre como una exhalación y una riada de gente sale de los cafés y los establecimientos colindantes a ver la bandera [...]. Todo coge un aire de verbena triunfante, un aire de alborozo franco y desenfrenado –sólo que es una verbena política–. La gente se abraza, grita, suda, canta". Así contaba el escritor Josep Pla el advenimiento de la república, hecho logrado a costa de muchos años de sufrimiento de las clases bajas y de una revolución pendiente que nacía en contra del escombro humano; el poder financiero explotador, el ejercito asesino y la puta iglesia. Siempre la puta iglesia.



Que vuelva la república no es un derecho del pueblo, que ve con estupor como un sujeto corrupto y decadente está por encima de nosotros solo por el hecho de tener un apellido diferente. Que vuelva la república es una obligación moral de todos, en un plazo corto. Para conseguir un sistema decente, democratizando al menos a nuestro jefe del Estado, debemos intentar por todas las maneras desalojar del asiento a este tirano, que está donde está porque Franco hizo un golpe de Estado en contra de un sistema democrático. La República fue un sueño efímero, y llegó sin duda en el peor momento; en unos años caóticos de violencia y de eterna crisis devenida de las crisis encadenadas desde finales del XIX. Muchos inocentes cayeron por defender su causa, que es la causa de todos. Muchos de ellos siguen en las cunetas, mientras los herederos del franquismo viven a las mil maravillas en el poder, desde donde siguen destrozando a los de siempre; a nosotros. Esos tiempos de justicia social e igualdad solo volverán si el capitalismo salvaje nos hunde hasta unos niveles donde los cobardes no se podrán resistir aduciendo el temor de perder ningún estúpido bien material o comodidad. En esos momentos no tendremos más pelotas que volver a asaltar las calles. Qué para eso son nuestras....


De propina os dejo tres frases de Manuel Azaña;

"La libertad no hace ni más ni menos felices a los hombres; los hace, sencillamente, hombres."

"Ni todos los conventos de Madrid valen la vida de un republicano."

"Si los españoles hablásemos sólo de lo que sabemos, se generaría un inmenso silencio, que podríamos aprovechar para el estudio."






2 comentarios:

  1. El texto de la entrada es de "rabiosa actualidad"
    xD

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  2. Señor Mosca, da gusto ver que de tanto en cuanto deja usted sus opiniones, y no se dedica a tomar prestados articulos de otras webs.

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