Chicote en La Goyesca



Visitó anoche Chicote La Goyesca, taberna castiza que se encuentra ubicada en las cercanías del Bernabéu. Allí se encontró un negocio en decadencia regentado por un peculiar matrimonio; Zoilo, amante de Baco, y Yolanda, diva del ballet y modelo ocasional para Interviú.

Acompañaban al dúo, Pascual, camarero por accidente y estridente cantarín lírico-"Yo no he nacido para poner cafés, yo he nacido para ser artista", dijo en su carta de presentación-, y Manuela, la cocinera que sufría entre la desidia y la angustia a la mujer del jefe

Chicote se encontró en la taberna una doble guerra laboral; por un lado los cantos de Pascual eran reprendidos a gritos etílicos por Zoilo, y por otro lado Yolanda trataba a su cocinera como una vulgar "Cenicienta", que puede ser humillada por trabajar para ella. Así entienden algunas petardas con el ego crecido lo que pueden hacer con sus trabajadores-"La gente viene porque estoy yo", decía Miss España 64-.



La entrada de Alberto en la taberna fue triunfal, ya que fue recibido por un insufrible canto lírico de fondo de Pascual, que fue reprendido con un brutal "¡qué te calles!" por parte del jefe. Después el peculiar camarero remató la escena dejando sus escasas labores para presentarle al famoso cocinero un "videobook", donde mostraba sus esporádicas apariciones en televisiones locales. Se notaba que le gustaba más la cámara al pájaro que a un tonto un lápiz. Su desmesurado afán de protagonismo fue decayendo conforme se desarrolló el capítulo-"Estoy hasta los cojones de tu artisteo", le decía su jefe cada vez que entonaba la voz-.

Mientras, la famosa Yolanda se lucía con ceñidos vestidos cual vulgar Ana Obregón y "azotaba" a la sufrida cocinera-"Me dan ganas de estrangularla", decía Manuela sin faltarle la razón-.



Después de probar la comida, Chicote entró a la cocina para "deleitarse" con una freidora llena de grasa, un alioli putrefacto-"Esto es una puta mierda"- y con un filete con claros síntomas de mal estado. Zolio, el propietario, admitió parte de su culpa y sentenció; "Estoy hasta los cojones, este negocio se me ha ido de las manos. Antes era la envidia del barrio". Quizás ha dejado de serlo por los claros síntomas de embriaguez que mostró tras encadenar varias cervezas en su paladar-"Esta siempre borracho", le decía cómplice la cocinera a Chicote-.

Pascual entre medias aprovechó para ganar otro minuto de gloria y mostrarle a Chicote unas fotografías desnudas de Yolanda Gaviño en Interviú-ver fotografías-. No se enteraba Pascual de las quejas de los supuestos clientes o "extras"-esos señores que van gratis a comer a los restaurantes de Pesadilla en la cocina a cambio de quejarse de la comida en cuestión-; "Esta ensaladilla rusa está mal presentada", dijo uno de los extras con falta de imaginación-.

Entre tanto, el matrimonio seguía ayudando a montar el escándalo; Zoilo después de varias "espumosas" se cortó con el cuchillo jamonero y Yolanda entró a la cocina a grito pelado contra su enemiga Manuela;"¡Me estás hundiendo el negocio!"


Chicote entonces empezó a hacer su trabajo, que no es mejorar el restaurante-de hecho le da bastante igual-. Su trabajo es humillar al personal; a Zoilo le dijo que lo había pillado "mamao", a Pascual le dijo que no lo estaban volviendo loco, porque él ya venía loco de casa y le ordenó quitarse un gran sombrero de su cabeza porque estaba haciendo el "ridículo" y a Yolanda le "escupió" la verdad en su humillada cara; "No te he visto hacer nada, solo restar".

Al final y como era previsible la pelea de gatas se produjo y Yolanda y Manuela intercambiaron algunos manotazos, que finalmente no llegaron a más. Tras una vulgar redecoración del local y la introducción de nuevos platos en el menú-a base de latas de conservas-, llegó el pase final y como en todo cuento hicieron como que todo había mejorado muchísimo, Chicote les agradeció el trabajo, ellos hicieron como que se creían que el negocio había mejorado algo y colorín colorado este cuento se ha acabado.




1 comentario:

  1. "Yo te doy de comerrrr...." gritaba la consorte-folclórica-empresauria ejspañola...

    No hijaputa no, tu no me das de comer, yo me doy de comer a mi misma con mi trabajo y si tú hicieras el tuyo en lugar de pendonear con todo el público masculibaboso que acude a la taberna para verte las piernas (y donde pierden su nombre) este negocio no estaría en vías de desaparición

    disfruten lo liberado/empoderado

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