Están hasta los cojones en las plantas nobles de Telecinco de los premios españoles de comunicación. Sistemáticamente marginan sus espacios, en "castigo" por la televisión agresiva que producen. Se vio claramente el pasado año en los Premios de la ATV, donde la revelación de la temporada, La Voz, no fue ni nominada. Intentó Campo Vidal-presidente de la ATV- "pastelear" con Telecinco con un "premio especial" a La Voz, igual que este año ha intentado "pelotear" a Vasile con un premio al talento, que este ha rechazado por "coherencia"-se ha quejado en varias ocasiones del sistema de votación de esos premios, que favorecen a que los programas de TVE arrasen año tras año-.
No es la primera vez que Telecinco se queja de los premios; María Teresa Campos se quejó en su etapa matinal de Telecinco que no le daban el TP, y ya en Antena 3 acudió a recogerlo. Poca coherencia. Mercedes Milá también se quejó cuando le dieron el Ondas; "Me habéis dado un premio a mi porque no tenéis narices de dárselo a Gran Hermano".
El que se llevó el Ondas fue Jorge Javier Vázquez, que según apuntaron varias fuentes fue uno de los "juegos macabros" de Vasile; el italiano se cansó de la mirada elitista de Prisa hacia Telecinco, y cuando Mediaset compró Cuatro llegó el premio Ondas al presentador catalán. Este premio para lo único que sirvió fue para darnos cuenta de la mala educación de Carles Francino y Angels Barceló y para que a Jorge Javier se le subiese a la cabeza.
Otro acostumbrado a rechazar premios es Andreu Buenafuente; rechazó un Micrófono de Oro porque también se lo daban a Jiménez Losantos y rechazó otro de FHM porque a Pablo Motos le dieron el de "peor cómico". Corporativismo se llama.
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