Melendi sigue con su mutación de personalidad; ha pasado a convertirse en la máxima expresión del "porreta"-"este es el chocolate que más me pone", decía en un anuncio de chocolatinas- a convertirse en el cuñado ideal en La Voz-con las rastas sustituidas por el Pelo Pantene- y ahora en el más difícil todavía quiere ser el nieto ideal. Melendi siempre ha sabido exprimir económicamente sus disfraces y siempre ha sabido que no le salpiquen demasiado sus grandes escándalos-unas denuncias de maltrato de la madre de su primer hijo o una borrachera en un avión que tuvo que volver a su origen, cuando acabó detenido por insultar y agredir a su tripulación e incluso a pasajeros-. Ahora va de "salvaviejas". No cuela.
Por otra parte este reality servirá para que la pareja Roures-Buenafuente-una de las más beneficiadas en el zapaterismo- vuelva a facturar de la cadena pública. Hay algunos que nunca pierden.
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