Por todos son conocidas las pocas luces de Cristina Tárrega, esa choni obscena que quiere hacerse pasar por comunicadora. La última la ha protagonizado en un acto de regeneración del corrupto PP valenciano. Tárrega le debe mucho al PP, ya que ha vivido a las mil maravillas hundiendo Telemadrid, con fallidos programas en las mañanas, en las tardes-donde hizo 0% técnicos- y en las madrugadas. Para la amiga de Esperanza Aguirre todo valía. Para Canal 9, ejemplo también de la corrupción y manipulación del PP, también la Tárrega ha presentado algunos de los programas más barriobajeros de la telebasura, donde famosillos incluso llegaban a las manos.
A Cristina, que es una analfabeta y una ordinaria de cuidado, no se le ha ocurrido mejor idea para promocionar a la Comunidad Valenciana que insultar a Andalucía. Maravillas de la España plurinacional, donde si dices que los de Teruel son idiotas tienes grandes problemas y si dices que todos los españoles son unos hijos de puta no te pasa nada. Total, nadie se siente español más que cuatro putos fachas. ¡Qué envidia da Estados Unidos algunas veces!
Cristina ha tenido que cerrar su cuenta de Twitter y Alberto Fabra ha comprobado que su acto de regeneración no ha servido para nada. Solo para que una verdulera se lo reviente. Se merece el corrupto PP valenciano tener una musa tan lamentable.
Mi ilusión es volver, sí, y ver crecer a mi hijo aquí, que además desde pequeño prefiere estas tierras que otras. Estoy casada con un andaluz, sí que es verdad. Pero me da tanto orgullo decirle`¿sabes?, tu Andalucía no está como mi Valencia. Mi comunidad está preciosa. Sólo tienes que verla, mira cómo está todo. Deciros que en breve volveré, y por supuesto no será a Andalucía, donde dice mi marido que iremos, será a mi tierra. Porque aquí hay mucho más que disfrutar
En el PP valenciano saben que no van a ganar y hay algunos focos de rebeldía contra Fabra, al sentirse los sectores más ladrones traicionados por este. En el PSPV también hay navajeos internos que se manifiestan en público en contra de un posible Gobierno tripartito de izquierdas. Las luchas internas de los socialistas han desembocado en dos décadas de derrotas. Que tomen cartas los actuales dirigentes si quieren que la izquierda vuelva al poder con ellos al frente.
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