Adiós a El gran debate



Con los ojos rojos de la emoción comenzó su último programa Jordi González. Seis años ha durado la aventura política de Telecinco en los sábados noche, tras cinco años de sábados noche rosas con Salsa Rosa y Dolce Vita.

Esta primavera salió a la luz la molestia del PP con el programa; primero lo amenazó en directo por el tratamiento del Caso Bárcenas y luego vetó la presencia de sus representantes en el programa.

Vasile con esta cancelación intenta acercarse al Gobierno, ya que sabe que su competidor Lara puede llevarse los favores del poder. El Gobierno puede decidir directamente sobre la cuenta de resultados de Telecinco; la publicidad institucional como mercancía y la expropiación de las licencias como amenaza.

Para esta última noche llevaron a dos intelectuales de altura; Bertín Osborne y Miguel Ángel Revilla. Solo faltaba Paco Martínez Soria. La derecha populista siempre ha gustado en el programa-también la extrema izquierda con Sánchez Gordillo, ahora pasando por una grave depresión, como icono-..
Bertín dijo que no volvería a votar a Rajoy, pero que sí lo haría con Esperanza Aguirre y recalcó su último eructo intelectual; que solo hay que comprar productos españoles. Esta zafiedad la intento Franco en los cuarenta y casi mata de hambre a dos generaciones de españoles.

Salió después Revilla con sus eternas promociones de la anchoa cántabra y con sus brochazos demagogos a lo Gil y Gil. Se dejó querer una vez más para encabezar un proyecto de partido ciudadano. El oportunismo siempre le ha gustado; franquista cuando tocaba, regionalista de derechas, simpático amigo de ZP y el Rey, y ahora indignado. Por cierto que anda dolido Revilla porque Su Majestad no lo llama. En una entrevista reciente dijo que sabía que Juan Carlos ya no lo llamaría cuando dejase de ser Presidente, pero como en el programa le metió un par de puyazos-sobre el elefante y sobre la corte de pelotas que lo rodea- pudimos comprobar que no soporta no tener esas tardes de café, anchoas y taxis en Zarzuela.

Aquí se han cargado un programa por presiones políticas-"Hemos tocado un tema muy delicado; la política", dijo Jordi- y aquí no pasa nada. En Venezuela se grita "censura", pero en España son más listos. El Gobierno se quita de en medio una mosca cojonera, Telecinco ganará a la larga una serie de contrapartidas y a La Fabrica de la tele-la productora- la han encargado un nuevo programa para que no la armen. Incluso Jordi mantiene un contrato millonario para los próximos tres años. Solo pierden los espectadores la oportunidad de ver un debate populista, pero que servía a muchos espectadores que no son seguidores asiduos de la política de ver algo interesante para ellos.

A partir de la próxima semana estará la simpática Emma García con un programa de adelgazamiento y otras gilipolleces. Por eso nadie se molesta y nadie levantará un teléfono para amenazar a Vasile. Los italianos están para ganar el máximo dinero posible con los mínimos problemas. Por lo que nunca encabezarán nada en contra de alguien poderoso. Solo la transgresión que los caracteriza les lleva una vez más a molestar al poder-como lo molestaron anteriormente con el CQC, los informativos de Luis Fernández, el "No a la guerra" de Sardá o Pecado Original contra la monarquía-.

Jordi que dijo años atrás que soñaba con retirarse en este programa, dejó la puerta abierta a un poco probable regreso. En esta España del PP es difícil hacer periodismo alternativo. Solo le está permitido a la Sexta, y porque saben que el día que lleguen las elecciones se los pueden cargar con solo levantar el teléfono de su amigo Lara.



3 comentarios:

  1. No sé por qué te cae tan mal Revilla, cuando parece que es el único político que parece que le cae bien a la gente, y por lo tanto, les representa. Ahora, la etiqueta de populismo, además de ambigua y poco definida, es oportunista. Todos los políticos del contiente americano serían populistas, mucho más que Revilla, según tu definición. Sin embargo, allí la gente está más o menos contenta con sus políticos, algo que no se puede decir de España. Prefiero "populistas" como Revilla que gentuza como la que hay en el 90% de los partidos de España, salvandose algun idealista pero prometedor político de IU como Garzón y poco más.

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    1. Hombre, que por "que parece que es el único político que parece que le cae bien a la gente y por lo tanto les representa", es un argumento muy pobre. Es decir, que porque le cae bien a la gente me tiene que caer bien a mí. Pregunta por Cantabria a ver lo que te dicen de este pájaro hundido en la corrupción. Y no cuela poner como ejemplo a los políticos sudamericanos cuando son charlatanes de cuarta que la mayoría financian el terrorismo o al narcotráfico. El problema de estar más contenta con sus políticos-cosa que dudo- es de los sudamericanos. Ellos sabrán el nivel que esperan de ellos, aquí esperamos algo más. Y la razón es sencilla; en España vivimos en la Europa del Siglo XXI-con sus luces y sombras- y a Sudamérica le sacamos al menos medio siglo en política y ética, venido en parte por un colonialismo salvaje que ellos sufrieron con su atraso consiguiente.

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    2. No son tiempos para ser eurocentrista, con la que está cayendo. En Europa podremos estar más avanzados en política y ética, probablemente más en lo segundo, o en una combinación de ambas, pero Ámerica (el contienente entero) nos da un par de vueltas en muchas cosas relacionadas con la política, al menos a España. Para empezar, el interés en la política allí es mucho mayor, así como la participación. Otra cosa es la educación y el conocimiento sobre la política de las clases populares y de las masas sociales. Otro adelanto es la forma en que los políticos se relacionan con la gente, mucho más cercana, especialmente en EEUU, y ya sé que para ti eso es populismo, pero el populismo no tiene mucho efecto cuando la gente es mínimamente culta e inteligente y sabe ciertas verdades (no es el caso de la población de eeuu, la evrdad, pero sí de europa). Y por último, el sistema político semiparlamentario de EEUU le da mil vueltas a todos los sistemas europeos, en todos los ámbitos.

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