Conmoción entre los pocos monárquicos que quedan. El domingo se desvelaba la crisis actual que sufre la pareja Felipe-Letizia. Y no lo hacía el Sálvame de turno. Lo hacía el histórico y monárquico ABC así;
Recién llegado de Paraguay, el Príncipe de Asturias ha reanudado este fin de semana sus vacaciones tras un paréntesis de cuatro días y en medio de fuertes rumores de crisis matrimonial. Estos rumores empezaron antes del verano, alimentados por unas cuantas salidas privadas de Doña Letizia en solitario con sus amigos y alguna que otra del Príncipe, como cuando acudió solo al cumpleaños de su primo, Beltrán Gómez-Acebo. Pero, acto seguido, las especulaciones se diluyeron con los gestos cariñosos del matrimonio en público.Los rumores se dispararon de nuevo cuando la Princesa abandonó Mallorca tres días antes que su marido y sus hijas, sin ningún motivo que lo justificara. Como también había llegado a Palma tres días después, Don Felipe sólo estuvo acompañado por su mujer cinco de los diez días que pasó en la isla. Acostumbrado a la presión desde niño, el Heredero no ha mostrado en público el menor cambio, pero en su círculo más estrecho perciben que «el Príncipe lo está pasando mal». La razón no sería el desafecto, pues aseguran que «sigue enamorado», sino el difícil encaje de su esposa en la Institución. Nueve años después de la boda, Doña Letizia sigue marcando un espacio propio fuera de la familia, continuación de su vida anterior, que en ocasiones choca con su actual condición. Además, se muestra impermeable a consejos y sugerencias.
Tres días después ABC lo ha intentado arreglar con una confusa frase de un miembro de la Casa Real; «No hay una crisis matrimonial, sino una crisis en la percepción pública del matrimonio motivada por la interpretación errónea de determinados hechos. Pero son dos cosas distintas».
Está el ABC sembrado. Con Bieito Rubido dictando preguntas a un redactor en connivencia con Rajoy, ayer se destaparon con la portada del homenaje al futbolista Raúl, que no decimos que no lo merece pero en estos inestables tiempos de crisis parece un pelín excesivo. ¿Quiere Bieito con esta portada parecerse a Ansón?
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