El despido de Aída Nizar de Sálvame-siguen los juegos macabros de Telecinco-



La polémica ex-granheramana Aída Nizar ha sido despedida de Telecinco tras una gran trifulca en la embajada de México, en la cual acabó a grito pelado con el propio embajador.
Este hecho se produce semanas después de que uno de los periódicos con más tirada de China denunciase la actitud de la vallisoletana en un reportaje donde denunciaba que en los restaurantes chinos se cocina "con agua sucia". Esta provocadora ha logrado montar dos conflictos internacionales en menos de un mes.
Lo del despido de Mediaset para "cualquier tipo de colaboración" no se lo cree nadie. No es la primera vez que vemos a Aída fulminantemente despedida de la "cadena amiga" y no es la primera vez que tras unos meses "en la nevera" vuelve como si nada hubiese ocurrido.

El más escandaloso de los despidos se produjo en el plató de Crónicas Marcianas, cuando esta señorita que presume de sus novios del PP le dijo a un chico en silla de ruedas que cada uno tenía lo que se merecía, porque se había negado a saludarla. Sardá se puso digno, la llamó "hija de puta" en directo y la echó a su casa. Pero cuando el catalán vio que menguaba su audiencia la volvió a contratar para seguir montando esos rings de telebasura-en uno de ellos le dijo a otra ex-granhermana María José Galera que si fuera su hija se avergonzaría de ella porque era una "puta barata"-. Sardá eligió hace muchos años forrarse a mantener el periodismo de calidad que le vimos en la radio. Ahora se dedica a impartir socialdemocracia y a disfrazarse de indignado en las tertulias de canales casi siempre conservadores-TV3, RAC 1 u Onda Cero-.

Aída una vez más se salía con la suya. Tras años como colaboradora en múltiples programas-A tu lado, TNT o Salsa Rosa-, Telecinco la volvió a llamar para levantar el share de Enemigos íntimos.
Y sus provocaciones, sus insultos y sus peleas volvieron a funcionar. El sueño de cualquier directivo televisivo es que un personaje provoque algo a los espectadores. Ya puede ser amor u odio, pero nunca indiferencia. Enemigos íntimos batía sus records de share, mientras su presentador Santi Acosta simulaba que Aída era una molestia para el programa, cuando en realidad había provocado su renovación.

El caso más evidente de paracaidismo y provocación fue el montaje que organizó Telecinco con Aída en Supervivientes. Primero la llevaron de concursante estrella y cuando fue expulsada ella había conseguido con sus polémicas que su madre y su hermano se pasearan por todos los platós rompiendo audímetros. Cuando la audiencia bajó, la cadena volvió a llamar a Aída para que volviera al reality. Y volvió y la lió, como no. Se colocó al lado de Rosa Benito-finalmente la ganadora- y le insinuó que Ortega Cano había tenido un accidente. Increíblemente la organización no la expulsó del programa-simularon que la castigaban en una isla sola-, mientras Jorge Javier Vázquez y su madre se tiraban los pelos en el plató de Madrid-cuando volvió Jorge la volvió a llamar "hija de puta" en directo-. Y Telecinco la volvió a mandar unos meses más a la nevera.

Pero Telecinco le volvió a dar trabajo tras la cancelación de Enemigos..., esta vez disfrazada de periodista seria en unos reportajes semanales en Sálvame.
Persecuciones a gente con síndrome de diógenes, follones en los vecindarios conflictivos, reportajes a píe de chabola y cualquier indecencia periodística.
Telecinco la volverá a dejar descansar unos meses y en las próximas fechas la volveremos ver en cualquier programa o reality de la casa sin que nada hubiese sucedido.
Para comprender este pacto sin escrúpulos no hay más que ver la reacción de una "guerrillera" como Aída. Cancelación de su cuenta de Twitter y silencio absoluto para asegurarse que en unos meses Vasile la vuelva a llamar.


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