El 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, se presenta como una oportunidad para defender el derecho a informar y ser informado. Pero más allá de formalismos, el periodismo vive día de angustia por la utilización de la Inteligencia Artificial para precarizar y despedir en vez de mejorar el periodismo, y por la hegemonía tecnofeudalista que desgasta la democracia y desmonta el Estado del bienestar a través de la distorsión de la realidad. Esta alienación ayuda a que se normalicen genocidios como el que somete Israel a Palestina.
El autoritarismo, la caída de la publicidad tradicional (que genera más dependencia sobre la publicidad institucional), el dominio de infectas plataformas como Google y Meta sobre la monetización del contenido, y la falta de políticas públicas que garanticen la pluralidad informativa, colocan al periodismo en una situación crítica.
Frente a estos desafíos, parece necesario fortalecer medios comunitarios y cooperativos, fomentar legislaciones que limiten la concentración mediática, exigir transparencia en el uso de algoritmos y apoyar a periodistas que trabajan en condiciones adversas a nivel global.
El periodismo libre, crítico y diverso no solo debe defenderse, debe repensarse en clave democrática. En un mundo atravesado por la automatización, la desinformación y la polarización, su rol parece más necesario que nunca.
Especialmente en España, enfermo de una asimetría mediática que otorga un gran peso a las ideas reaccionarias y deja a la intemperie a la ciudadanía con una mirada progresista y plurinacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario