Fin de la COP25 patrocinada por los mismos pájaros que promueven la bulimia comercial del Black Friday y aprovechada por los líderes de emisiones contaminantes. En el plano mediático todos los ojos apuntan a Mediaset, que se desembaraza de 'GH' por el boicot publicitario y se saca de la manga dos series y un reality-show que no solo no superarán el 30% del VIP, sino que a duras penas alcanzarán el 20%.
La agenda política, sin embargo, la quieren marcar OK Diario y otros medios de la cloaca. El objetivo es anular a Podemos, irreconocible por el olor a moqueta: Iglesias parece demostrar que no aspiraba a mejorar al PSOE, sino a sustituirlo. Los morados apoyan los presupuestos neoliberales del PNV, se ríen con Vox, se olvidan de la República, aceptan el 'España una' de la Constitución y la doctrina económica alemana de la UE.
Es evidente que el neocomunismo puede, debe, mostrar su cara más amable para volver al Gobierno tras ocho décadas de ausencia. Es comprensible que haya que aceptar contradicciones en un mundo sin alternativas al 'sentido común neoliberal' que se cargará al mundo. Pero la frenética amnesia de Iglesias obliga a que la izquierda, si existe, se preocupe y rearme.
Y para rearmarse hay que despertar: ayer se suspendió un Rayo-Albacete porque a un futbolista nazi le llamaron "nazi". Ojalá que genere jurisprudencia moral y cada vez que se grite "maricón", "negro", o "rojo" salten las alarmas. En el mundo futbolero, donde abundan los insultos homófobos, machistas y racistas, se nota que también mandan los mismos.
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