El nombre de Carlos Latre era hace poco más de una década sinónimo de éxito, ya que se presumía que el castellonense iba a ascender al Olimpo del humor tras el final de las Crónicas Marcianas que le habían dado fama, pero que también le habían limitado a imitar a freaks y concursantes de reality-shows.
Pero Latre, por desgracia, no ha tenido el ojo necesario para encauzar correctamente su carrera profesional. Y es que se ha subido a proyectos que en nada le han ayudado a consolidarse: Maracaná 06, donde Robinson salió tarifando en el segundo programa por su presencia; Channel Nº4, donde era un mero colaborador; El Mundo de Chema, una de las peores series que se recuerdan; Réplica, que pasó sin pena ni gloria por Telecinco; La Tribu, en la que se reencontró con Sardà; La Escobilla Nacional, que duró muy poco; Señoras que..., que fue estrenado por Antena 3 directamente en Neox; Letris, donde se reencontró con Mainat y Cruz en un concurso que no funcionó; y Uno de los nuestros, también presentado por él y también fallido en TVE (por no hablar del cine, donde chirrió en Torrente 3 y donde como actor de doblaje es cada día menos demandado).
Dejando a un lado la etiqueta de gafe, es cierto que Latre funciona en el teatro, en la radio con Juan Ramón Lucas, en la televisión como jurado de Tu cara me suena o como colaborador de TV3, pero quizás se esperaba más de un humorista de gran talento que no ha podido siquiera acercarse a la carrera de sus idolatrados Martes y Trece.
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