Desde que hace seis veranos la prensa deportiva española tocase techo en la infamia al creer el siniestro testimonio de Alberto Contador, con el paripé del clembuterol y el famoso filete a la plancha, parecía que lo habíamos visto todo. Porque ya saben, cuando los grandes programas de televisión y radio o la prensa advierte como uno de los ídolos de masas recibe acusaciones de dopping, se enarbola el zafio discurso nacionalista rancio por el cual los gabachos son unos envidiosos y unos hijos de la gran puta.
Pero hay que esperar poco de una prensa que se calla cómplicemente sobre el atraco del mes pasado por el cual un árbitro de la UEFA presidida por Villar atracaba sin consideración al Liverpool, mítico club al que le hurtaron dos penaltis que sin duda hubiesen marcado una final ganada por el Sevilla no solo gracias a su buena segunda parte.
Este apunte no implica señalar que el Sevilla no mereció ganar la Europa League o hurtarle el mérito a un proyecto estable que ha logrado importantes triunfos. Pero sí que incide sobre la desvergüenza mediática que calla sobre un triunfo de un club que al noventa y nueve por ciento hubiese salido perdedor si el árbitro no hubiese mirado más al palco que al césped.
Madre mía mosca...es que no puedes hacer un artículo más penoso. No puedes hablar de sinvergüenzas y soltar las tonterías que has escrito. Cada día me gustas menos, solo estoy aquí para tratar de ser tu azote, como muchos otros. Entiendo a todos aquellos que te bloquean o no quieran saber de ti nada. Artículos así no te ayudan.
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