Segunda noche tróspida; la "maricón" de Markus, los testículos mágicos y una dentadura en un váter







Antes de repasar la segunda noche de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, hay que destacar el sobresaliente montaje del programa, que dota al formato de una gran agilidad, con efectos especialmente brillantes en la parte humorística.

La "maricón" de Markus

Había cierta expectación por ver la segunda noche de Markus-escudado por su madre María José-. Y es que esta semana varios medios publicaron que el pretendiente era en realidad homosexual, paradoja en cuanto el mancebo busca hembra. El peso de sus escenas lo volvió a llevar su madre, María José,  que estuvo mosca con la edad de Sara, a la que no le quedó más remedio que sacar el pasaporte para evitar rumores. La rubia, lo más parecido al "putón familiar" que busca Markus, se destapó con un peculiar pase de modelos en una piscina municipal, interrumpido por la catarata de risas de Cristina, una sevillana que se autodefinió, para pasmo de la madre de su pretendiente, como "maricón", aclarado posteriormente por la chica de risa volcánica. "María José es tan maricón como yo", dijo Cristina, errando el diagnóstico o errando de familiar.

"Bruján" Argüelles, le entregó a María José los secretos de algunas de las chicas, entre los que destacó que una era una "hooligan", algo incomprensible tanto para madre como para hijo. Marta finalmente fue la expulsada por Markus, este pájaro que quiere saltar a la fama haciéndose pasar por macho man, algo de lo que Luján dice en una entrevista que no tiene ni idea, "quizás sea bisexual", inventa.

"Cuidado con los mariquitas"

Sandro, el único tronista declarado homosexual, pasó la noche barruntando una relación entre Vicente y Ra, dos de sus pretendientes. La madre, Rosa, sacó una fuerza brutal y arrinconó a los dos sospechosos aspirantes, quedando vivo de la terna Vicente, ya que a Ra no le creyó.

Juan, que se define "muy de pueblo", conquistó parte del corazón de Sandro, hiperactivo y superficial, y uno de los favoritos para las redes sociales. La ilusión de la madre por Vicente también se cayó después de desvelarse su secreto; roba en tiendas. Aun así ambos salvaron la noche y Brian fue el elegido por Sandro para marcharse.  Brian, que reconoció dolores de cabeza, se fue, pero nos regaló una frase que le llevará a la posteridad: "Me voy por los hilos de Úbeda". Gracias. 

Los testículos mágicos 

Lo mejor de este año es sin duda María Rosa, excesiva, maruja y barroca, que hace y deshace con su títere e hijo, David. La bruja televisiva admitió su querencia por Noelia, tan mística como la madre, que se llevó una felicitación de ésta después de presentir que su hijo es tan astuto como una serpiente, que casualidades de la vida es el signo de María Rosa en el horóscopo chino. Todo un acierto. 

La madre más posesiva de la edición consiguió echar por las malas a Thais, cuyo secreto era que recogía basura y la vendía en el mercadillo. Aunque el secreto estrella fue el de otra candidata, que ve si su pareja le ha sido infiel en los testículos, algo que le hizo romper en carcajadas a la señorona, que quizás no reparó que ella vive de ver el futuro en cartas, elemento tan absurdo como las gónadas masculinas para predecir nada. Diego, su hijo inane, aburrió al personal de paseo por Madrid, antes de sentarlas en el césped y pedir que le preguntaran algo. Dicho y hecho, porque una de las chicas se interesó por su pensamiento sobre el cambio de Rey: "Es un cambio importante, pero no quiero comentar mucho", dijo el freak, como si supiese de qué iba el tema y dándose tanta importancia como un experto de casas reales a puertas de Zarzuela. 

Dear Sushi

Diego, irónico, ocurrente y culto, le contó nada más comenzar el programa que le gustaba que las chicas mostrasen pecho. No es listo ni na'. Estrella, la mamá del futuro cineasta, se llevó a sus interesadas aspirantes a un bar con motivos de la Movida, término que no acabaron de comprender algunas de las chicas: "¿Tiene algo que ver con la guerra?" o ¿Qué quiere decir Alaska?". A quién le importa. 

Luego Diego se llevó a las chicas al cine, donde visionaron Dead Sushi, una peli gore donde no faltó el desmembramiento humano por parte de un pescado crudo con arroz viviente. Diego, al que en principio parecía que le hacía gracia Ana, la rusa, cambió de parecer en el Museo de cera y se enrolló con Beatriz, del que le quedó carmín rojo en los labios, color que hacía juego con el pelo de su amada. 

Insoportable Rafa 

Rafa y María Luis son el hijo y la madre más aburridos, no se enteran de nada, no se saben los nombres de las pretendientas, apenas conocen el idioma, y ni siquiera aportan el glamour pretendido. Destacó entre sus chicas Pilar, que dijo que ella de pequeña era tan inteligente como Einstein, pero uno acabó siendo conocido por la teoría de la relatividad, y ella conocida escasamente por el show que montó anoche en Cuatro. Luego, el tal Rafa hizo como si se compraba una avioneta en un aeródromo, que acabó manchado de la baba de Sara, la aspirante que valora la exclusividad de Rafa. Tal para cual.

Anoche también conocimos a Cristofer-sin ph-, su hermano clónico, cuya presencia fue justificada al hacernos ver que había alguien más coñazo que su brother. 
Pilar volvió a provocar la única mueva de sonrisa en el tema Rafa, ya que su secreto era que se porta muy bien con los señores mayores, ya que un día metió la mano en un váter para sacar la dentadura postiza de un abuelo. Chapeau.

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