2015 se presenta como un año de transición de los medios, del mundo "analógico" al digital. Los modelos de negocio han cambiado, y aunque en teoría el monopolio de la tele de pago, el duopolio de la tele en abierto y el triopolio de la radio no esté amenazado, se seguirán dando pasos digitales para que esto sea así.
En 2015 se producirá la fusión entre Movistar TV y Canal +, que cerrará canales y servicios para ahorrar postes, pasando sus abonados con ofertas multipack a Telefónica, que se ha quedado con prácticamente todo el pastel de la tele de pago, con respeto de ONO, también en manos de otra teleco.
Pero la tele de pago se ve amenazada porque en septiembre está previsto el desembarco de Netflix, un bombazo que ha robado cuota de pantalla a las plataformas americanas con servicios de cine y series bajo demanda.
La tele en abierto todavía no está amenazada por la televisión online, pero sí que lo está por el Gobierno, que pretenderá unas plácidas campañas electorales, teniendo como baza la entrega de cinco nuevos canales, la posible expropiación de otros y el retorno de la publicidad a TVE.
Los editores del papel intentarán evitar la sangría que se está cobrando la vida de los grandes gigantes, que han caído en torno al 10% en difusión, lectores y publicidad. La prensa digital les amenaza el trono, aunque la tasa Google, a la que todos dan muerta antes de nacer, les puede complicar las cosas, entre otros a Pedrojota y su El Español.
En la radio la eterna amenaza es que un nuevo estudio de paso al EGM, hecho que produciría una salvaje sangría de oyentes, en especial de la SER y Los 40 Principales, dos modelos que hacen aguas, mientras que las radios de la derecha se pelearán este verano por Carlos Herrera, que acaba contrato en Onda Cero, igual que le ocurre a Paco González y su equipo, aunque en este caso todos dan por hecho que renovará por COPE.
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