¿Qué le pasa esta temporada a Évole?







La imaginación parece que se ha secado en Salvados, programa que ha sido la vanguardia de la televisión en los dos últimos años y un gran decodificador periodístico de la crisis. Pero de las grandes exclusivas como el del accidente de metro de Valencia, de los grandes reportajes sobre la crisis, de los grandes escándalos de las eléctricas, de las grandes entrevistas, ha quedado poco o nada.

Anoche Pedro Sánchez, el producto de marketing que dice vulgaridades-Anguita dixit-, aburrió a los telespectadores con una visita a una familia catalana, un esquema similar al que utilizaron con Junqueras en este caso en Sevilla. Una puesta en escena manida, un intento de líder político con más sonrisa que discurso, al que por cierto quieren mover la silla, y con un Évole sin colmillos, que se hubiese sentido más cómodo con un cara a cara entre Iglesias y Sánchez, que éste último rehuye porque sabe que ese debate sería el acta de defunción de un partido histórico. Está decepcionando esta temporada de Salvados...

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