La decadencia mediática de "El Lechero"







En los ochenta Blas Herrero era un resultón empresario de provincias que había conseguido crear un pequeño imperio. Lo hizo al convertirse en líder de ventas de leche asturiana, negocio que acompañaba a sus concesionarios de coches y empresas inmobiliarias. La vida de Blas cambió al integrarse en el clan asturiano socialista de los Ministros Martínez Noval y Gustavo Suárez, gracias a los cuales consiguió contactos de alta alcurnia como Alfonso Guerra, a finales de los ochenta uno de los españoles más influyentes. Dicen las malas lenguas que un Guerra deseoso de tener un camarilla mediática, que luego integrarían el Diario Sol entre otros, le convirtió en testaferro de casi cien licencias FM adjudicadas a finales de los ochenta, pero como finalmente el imperio guerrista no se puso en pie, Herrero, ya sin la asesoría de Manolo Campo Vidal, aprovechó las señales para llegar a un acuerdo con la ONCE para lanzar Onda Cero, cadena con la que Radio Blanca, empresa de Herrero, se asoció durante una década.

El problema fue que tras la llegada de la aznarista Telefónica a la emisora, Herrero se opuso a que sus señales se utilizasen para hacerle la propaganda al PP, por lo que llegó a un acuerdo con la empresa de telecomunicaciones para lanzar una nueva emisora musical por la que Telefónica pagaría alrededor de 18 euros por oyente. Pero esa cantidad se convirtió en un lastre para la compañía, ya que Kiss rompió todas las previsiones de éxito y rozó el millón y medio de oyentes diarios en tan solo un par de temporadas, por lo que Telefónica rompió el acuerdo. Un acuerdo que finalmente le costó a la operadora de teléfonos 208 millones de euros, cantidad que fue a parar directamente al bolsillo de Herrero, que en esos momentos se creyó el rey del mambo mediático.

Pero sus deseos no se hicieron realidad, ya que Kiss FM no ha dejado de perder oyentes en el último lustro, convirtiéndose en una emisora menor a la que todas han copiado la fórmula de música sin pausa. Hoy en día, Kiss emite en mínimos tras la salida de la mayoría de su equipo, y su estrategia de futuro está en manos de la consultora de Javier Pons.

Tampoco a Blas le salió demasiado bien la Hit FM, lanzada como hermana joven de Kiss, que ha irrumpido tímida en el terreno de las musicales. Tras la sentencia, Blas también intentó expandir su imperio mediático en la televisión, pero las licencias autonómicas conseguidas, pese a su producción propia cero, no dieron resultado. El tirón de Blas, eterno amigo de Bono y Álvarez Cascos y cobijador del hombre que le firmó el ventajoso acuerdo desde Telefónica, ha perdido fuste en los medios. Pero sus otras inversiones han ido mejor, ya que Forbes lo coloca como uno de los hombres más ricos del país con más de 100 millones de euros de fortuna, gracias en parte a sus acciones en la láctea ICSA, a las de Renta Corporación y las de Liberbank.


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