Ana Rosa Quintana, musa del PP







Poco queda de la Ana Rosa Quintana progre del Madrid de los ochenta. Hoy en día AR es toda una dama de la comunicación, que intenta tapar con un perfume del caro su siniestr corral matinal. No hay más que ver una de sus tertulias políticas para comprobar que AR es como la COPE de hoy en día; tratar mejor que ayer al PSOE con la intención de intentar bloquear las puertas a Podemos.

AR, íntima de Esperanza Aguirre, sigue intoxicando el panorama matinal azuzando a mileuristas que chapotean sobre el charco de sangre de cualquier fallecido en un crimen, poco antes de meterle el micro en la boca al padre del chaval en el peor día de su vida. Como estos programas no los hacen pájaros como Nieves Herrero o Pepe Navarro, sino damas con glamour como AR o la Griso, parece que Sálvame sigue siendo el culmen de la telebasura, cuando es un patio de niños en comparación con los akelarres matinales.

AR trata mejor que bien a las dos facciones del PP; la de Rajoy, insoportable para sus bases, pero con un rotundo liderazgo gracias a la partitocracia que regala el poder omnívoro a un solo ser. Y la de Esperanza, que tras ningunear a Mariano cuando era un simple candidato, ahora parece implorarle ser candidata a la alcaldía a cambio de portarse bien. Las dos facciones están manchadas de corrupción y las dos contratan esenciales AR-Monegal dixit-; la Telemadrid de Esperanza contrata un magazine del mediodía a Cuarzo, compañía de AR, y la TVE contrató el ridículo El pueblo más divertido, por el que Cuarzo facturó tres millones y medio de euros.

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