Pedro J. Ramírez, que ha vivido toda su vida enredando y conspirando, paladeando el poder, sabe que Unidad Editorial anda con su dirección buscando una fusión con Vocento, que podría abortar el proyecto de El Mundo.
El ex director riojano dejó vía Twitter clara su postura respecto a este tema; "Hoy no doy literalmente abasto con vuestros tuits de apoyo Millones de gracias. Si EM se vende intentaremos comprarlo. Si no a por otra cosa."
Es decir, que Ramírez o buscaría inversores para adquirirlo o buscaría inversores para montar un nuevo medio, seguramente digital.
A todo el mundo le soprendió que el riojano no se largara tras su destitución, pero parece ser que una cláusula le obligaba a permanecer dos años sin crear un nuevo medio, para trincar los trece millones de euros de indemnización. Es decir, que para cobrar tiene que quedarse dos años en paro, entre el artículo semanal y el Twitter, entre la minoritaria revista de historia y el libro sobre el siglo XIX.
Para excusar su cobardía, Ramírez ha dicho que seguirá en el periódico mientras El Mundo siga siendo el Mundo. Pero El Mundo no es ya su Mundo, es decir, su periódico de bombazo sensacionalista y la amenaza. El Mundo ahora ya no sigue las tesis del 11-M. El Mundo ya no atiza ni a Mariano ni a Zarzuela. El Mundo ahora entrevista servilmente a Cospedal y a Garzón, ahora enemigo, antes aliado para derribar a González.
El Mundo ya solo investiga lo que al poder conviene que investigue. O sea Pujol y el nacionalismo catalán, gracias a las filtraciones de Interior. A Ramírez se le agotan las excusas.
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