Felicidad en blanco y rojo



Café con leche de las cincuentonas bien en la Plaza del Castillo, regadas a la hora precisa por el champán Eroski de los gamberros adolescentes. En el Ayuntamiento menos gente es igual a más caídas graves. Republicanas en las paredes del chino e ikurriñas en los balcones. Cien euros por gramo y diez por Jack Daniels Cola, con queja por esto último. Faja navarra pillada por la puerta del Renault y vomitona de txistorra y kalimotxo en una esquina de Navarrerías. Diario de Navarra politizando el cohete a lo español y Gara a lo euskaldún. Riachuelo de chapapote cruzando la Estafeta y sexo etílico en Antoniuti. Borrokas de luto eterno y talibanes de mirada negra. Sudamericanos perdidos y guiris en vaqueros. Despistados en casinos y alguna zorra en Mercaderes. Yankees lloviendo de la fuente y un corneado por la estatua del encierro. Setentones simpáticos entre la bota y la jota. Carteristas ágiles travestidos como borrachos. Interminables colas en los baños públicos culminadas por el brutal olor del desahogo. Una de bravas, por favor. Carteles feministas en un bar de aspecto rugoso. La cuenta en Telefónica. Nervios a menos cinco y miradas perdidas de los que piensan más en la cama angelical que en los Miura. Calderete y sangría para gritarle a Padilla desde sol, con el desdén etílico del público juvenil. Peñas sin rumbo aparente y txarangas sin fuste contrastadas por orquestas móviles. No es no. Llamadas perdidas y perdida llamando. Pisos compartidos y duchas hambrientas de agua caliente. Perrito caliente tres euros y Heineken "cuatrocincuen", porfaplis. Almuerzos con vinote navarro y MDA. No hay tregua con cinco veces ETA en lo viejo y "ElectroEnrique" Iglesias "en todos laos". Autobuses cansados plagados de quinceañeros sin cama y traficante barbudo escondido a lo camaleón. Madres juveniles y padres añorando. Norias que no acaban y Cáritas plagado y motorizado. Dulces pechos de la adolescencia y "aunque podría ser mi hija...". Ciegos con sotana y gafas de sol de madrugada. Delirium tremens matinal y dolor de cabeza hasta reponer líquidos. Misa de doce con presentación floral y Fermín sin el banderín mirando a la nada. Velas lacrimógenas para decir adiós a doscientas horas de fiesta ininterrumpida. La felicidad eterna de los Sanfermines...













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