Divorcio veraniego a la vista de Juan Carlos y Sofía



A la hora de tocar los sensibles temas reales, Jesús Cacho es de los pocos valientes que coge el toro por los cuernos-nunca mejor dicho- y habla y escribe claro sobre el tema. Ahora, desde su atalaya en Voz Pópuli-su último proyecto vital, ya que en el exitoso Confidencial que él alumbró, le niegan la vida- ha escrito un majestuoso artículo sobre la posible separación, en pleno verano y tras una discreta nota de Zarzuela, de Juan Carlos I y Sofía, ese matrimonio mal avenido, del que hay que valorar que la griega haya aguantado con buena cara las humillaciones públicas del pirata. No lo merecía.

¿Separación de Juan Carlos y Sofía a la vista?
Quiere viajar y dice el rumor, Madrid capital mundial del rumor, que en pleno ferragosto podría haber un discreto comunicado anunciando la separación, ruptura de iure de un matrimonio que de facto hace muchos años, casi una glaciación, dejó de funcionar, y hay quien dice que tal vez tenga en Mónaco una especie de segunda residencia, aunque lo deCorinna no está claro, no está clara la relación entre ambos una vez las partes consigan ponerse de acuerdo sobre las cuentas, que lo que ahora está en cuestión no son cuentos, sino cuentas, y tal vez por eso, por esa soledad de fondo de quien todo lo tuvo y ahora a casi nadie tiene, el rey abdicado lucía ayer ese aire de irrefrenable tristeza, la del hombre que al final de su carrera ve la nave por la que luchó navegando a la deriva, todo o casi le ha salido mal, dicen algunos íntimos que se ha ido porque “se le han hinchado los huevos”, porque el matrimonio del hijo le costó el disgusto de su vida, porque su ojito derecho, que no era otro queCristina, le ha metido en un embolado judicial de cojones, y porque cree que esto está acabado, que tras el 25-M esto se cae, no hay nada que hacer, y llega un momento en que tira la toalla y mirando entre anonadado y displicente al tendido suelta aquello de “allá os las apañéis, que yo me largo”.
Muy lejos no podrá ir, porque el rey doliente está físicamente mal, no sabemos lo que dirá aquel locuaz doctor Cabanela que dijo le iba a poner como una moto, le iba a dejar niquelado hasta el techo, pero lo cierto es que la recuperación no avanza sino al revés, la cara hinchada, las manos hinchadas cuando manejaba la pluma del adiós, y ese paso dubitativo, incierto, quebradizo, los huesos podridos como todos los Borbones que en el mundo han sido, todos acaban igual, terrible metáfora de la situación española actual, temible el pastel que el Príncipe recibe por herencia, tremenda la humillación de la joven reina plebeya, por un beso de la flaca daría yo la vida, que ni una simple mirada recibió del Rey saliente, una más a la larga lista de ofensas que empezó en aquellos meses que la periodista Letizia (“Former CNN reporter to become Queen of Spain”, titulaba ayer la cadena) pasó semiescondida en las habitaciones del Príncipe en Zarzuela, sin bajar a comer con los reyes, sin ver a los reyes, mientras los ayudantes de cámara la educaban, le enseñaban a comportarse como futura Reina consorte, oculta en la trastienda de palacio hasta que el compromiso se hizo firme. “No sé si ella podrá aguantar como Reina, porque ese sí que es un oficio difícil”, sostiene la misma fuente, “aunque en realidad aguantar en la España de hoy será el gran problema de Felipe VI”. Solo un rey revolucionario, dispuesto a regenerar un sistema muerto, podría asegurar el futuro del trono. Terrible contradicción: Monarquía y Revolución.









No hay comentarios:

Publicar un comentario